Los refugios antiaéreos de Madrid 80 años después

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Refugio antiaéreo de Cuatro Caminos / Blog Arte en Madrid

Todavía hoy se pueden ver en Madrid algunos de los túneles subterráneos más representativos de la Guerra Civil Española. Se tratan por lo general, de refugios antibombardeos que decidió construir la Junta de Defensa ante las oleadas de ataques aéreos nacionalistas durante el invierno de 1936.

Uno de los mejores blog sobre la capital,( http://artedemadrid.wordpress.com), explica de manera minuciosa donde estaban situados dos de los refugios más importantes de Madrid que todavía hoy se conservan. En los alrededores de la Plaza de Toros de las Ventas, situado junto al Arroyo del Abroñigal y muy cerca del Puente de Ventas se levantó un refugio para uso militar. Nuestros amigos de ‘artedemadrid’ han conseguido localizar y visitar esa fortificación cuyo acceso es de lo más complicado. “Después de bajar unos doce metros, primero por un pozo estrecho con una serie de pates y luego por una vieja escalera oxidada, se llega a la galería principal de grandes dimensiones”, relatan.

El refugio de Ventas debe medir unos 200 metros de largo, con una sección de cuatro metros de altura por tres de ancho. Años atrás, la galería debería ser más grande puesto que una zona parece derrumbada. Los compañeros de este blog han conseguido fotografiar las galerías con imágenes de lo más sorprendentes. En estas imágenes exclusivas de artedemadrid.wordpress.com vemos como hay unos raíles entre las galerías, seguramente para transportar munición así como también encontramos restos de una especie de jarra.

El Refugio de Cuatro Caminos

El otro refugio del que hablan nuestros amigos es ubicado en la calle Raimundo Fernández Villaverde, muy cerca de la Glorieta de Cuatro Caminos. Justo enfrente del antiguo Hospital de Jornaleros, ahora ocupado por unas dependencias de la Comunidad de Madrid. Se conserva francamente bien y se accede por un colector del alcantarillado.

“El refugio antiaéreo construido para los habitantes de Cuatro Caminos tiene la belleza de la arquitectura sencilla con sus bóvedas de ladrillo. Es difícil mirar con frialdad los bancos tan pobres y no pensar en las escenas que debieron ocurrir en aquellos años tan dramáticos”, reflexiona ‘Arte de Madrid’.

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Otro refugio antiaéreo de la capital /Arte en Madrid

Estos dos refugios no son ni mucho menos los únicos que han aparecido tras la contienda. Sabemos que justo debajo de la Plaza de Chamberí existen un par de refugios cuyo acceso hoy en día está tapiado por el Ayuntamiento.

Olfateando por Internet, me he encontrado en un importante foro una información espectacular sobre un túnel de la guerra que todavía sigue en pie entre la Dehesa de la Villa y el Hospital Clínico. Un par de famosas, a las que no pongo nombre por mi incultura relacionada con la prensa rosa, lo mostraron recientemente ante la revista Hola. Estas famosas tienen justo la entrada del túnel en el jardín de su exquisito chalet.

Los primeros bombardeos en Madrid capital tuvieron lugar durante la noche del 27 al 28 de agosto de 1936. Aunque los aviones franquistas ya habían atacado previamente los aeropuertos de Getafe y Cuatro Vientos, nunca hasta ese momento se habían producido bombardeos de la aviación. Esa noche, un Junkers Ju52 alemán lanzó varias bombas contra el Ministerio de la Guerra y la Estación Norte (Príncipe Pío).
Desde octubre los bombardeos pasaron a ser diarios y el día 4 tuvo lugar el primer gran ataque contra la población civil. El general Alfredo Kindelán, jefe de la aviación nacionalista, llegó a escribir: “Franco me ordenó un ensayo de actuación desmoralizadora de la población civil mediante bombardeos aéreos”.

Este es el testimonio de una madrileña, secretaria de profesión, que explicaba los ataques de la siguiente manera: “Sabiendo que en cualquier momento podían matarte desde el aire, te decías que daba lo mismo morir combatiendo. Los bombardeos no le sirvieron de nada al enemigo. Sólo ponían furiosa a la gente, aumentaban su decisión de resistir. Se crearon comités de casa para controlar los movimientos de los residentes, para impedir los saqueos durante las incursiones aéreas. Era una forma de control civil, aunque no pasó de eso. Al cabo de un tiempo te volvías fatalista. Yo me negaba a bajar al refugio cuando sonaba la sirena”.

Fuentes utilizadas: Fundamentalmente el fantástico blog http://artedemadrid.woedpress.com y un conocido foro de la Guerra Civil Española.

 

 

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