
Aunque no son muchos los artículos que uno puede encontrar en la Red sobre J.R.R. Tolkien y sus posibles simpatías hacia la causa franquista durante la Guerra Civil, nosotros hemos decidido aclarar algunos aspectos que no han trascendido con esmero a la opinión pública. Aprovechando el grandísimo esfuerzo que ha realizado José Manuel Fernández Bru (un autor de lo más recomendable y gran conocedor de Tolkien), explicamos sin pelos en la lengua toda la verdad sobre el escritor británico y la postura que mantuvo entre 1936 y 1939.
A pesar de que el autor de El Señor de los Anillos ha sido tachado por muchas personas con el calificativo de «excéntrico», su biografía demuestra que fue una persona, por lo menos durante casi toda su vida, de lo más estable. Sin embargo, su preocupación por la Guerra Civil Española no tenía connotaciones ideológicas, sino más bien familiares. Su sentir por el conflicto español le tocaba de cerca ya que su tutor, el padre Francis Morgan era natural de El Puerto de Santa María (Cádiz). Este religioso andaluz fue para Tolkien como su madre, ya que al morir esta cuando él era niño, le dejo bajo su tutela. Fernández Bru afirma en uno de sus escritos que el padre Francis «fue su principal referente adulto hasta que comenzó sus estudios en Oxford».
La correspondencia que mantuvo el tutor de Tolkien con uno de sus sobrinos, Antonio Osborne (de la famosa familia del popular ‘Toro de Osborne’), han servido para demostrarnos que el autor inglés estaba realmente preocupado por lo que sucedía en España en la década de los años treinta. En esas cartas, Francis comentaba sin reparo los sufrimientos que padecía J.R.R. al enterarse desde la distancia de los desmanes que se cometieron contra el clero en aquellos años. La verdad es que la violencia con la que actuaron algunos sectores del Frente Popular contra la Iglesia causaron estupor en el escritor de El Señor de los Anillos y su entorno. Católico practicante, Tolkien se sentía identificado con aquellos religiosos que perdían la vida asesinados cruelmente por defender su fe, tanto antes de la Guerra Civil como durante el conflicto.
«El periodo de la Guerra Civil arrojó una gran sombra sobre la vida de mi padre, y es un poderoso y duradero recuerdo de mi infancia«, afirmaba Priscilla Tolkien, hija del autor, nacida en el año 1929. Precisamente, el padrino de esta, fue otra de las personas más cercanas a nuestro protagonista durante los años en los que se produjo el conflicto bélico español. Francis de Zulueta tenía casi 60 años cuando empezó la contienda y aunque tenía la nacionalidad inglesa, había pasado gran parte de su vida en España. Amigo de Tolkien desde hacía años, durante la guerra ejercia como profesor de derecho romano en la Universidad de Oxford. Este individuo también sentía cierta simpatía con el bando franquista por sus orígenes aristocráticos familiares que se encontraban en España. A buen seguro que Tolkien conversó largo y tendido con su amigo y compañero de lo que estaba ocurriendo en la Península Ibérica. Eran familiares suyos muy cercanos los archifamosos Merry del Val.

Otra de las circunstancias que pudieron propiciar la simpatía de Tolkien hacia los sublevados, fue la historia que tuvo que soportar en España uno de sus mejores amigos, el poeta Roy Campbell. Tal y como luego le relataría a Tolkien, el 18 de julio de 1936 Campbell se encontraba viviendo en Toledo, muy cerca del convento de los Carmelitas Descalzos, muchos de los cuáles tenían amistad con él. Al apoderarse la República de Toledo y quedándose aislados en el Alcazar los militares de Moscardó, los carmelitas fueron arrestados, interrogados con dureza y fusilados uno a uno. Campbell fue testigo de las ejecuciones de sus amigos. Sin embargo, antes de ser arrestado uno de ellos, decidió entregarle a Campbell unos manuscritos de San Juan de la Cruz que eran de gran valor. Gracias a su intervención estos restos históricos pudieron sobrevivir. El poeta, semanas más tarde, sería evacuado de España en un barco inglés.
El relato de los hechos que le había contado Campbell a Tolkien le marcaron de sobremanera a nuestro protagonista. Es comprensible, en este tipo de circunstancias, que por cuestiones familiares o de amistad, el señor J.R.R. simpatizara con el bando franquista. Pese a ello, el autor siempre se caracterizó por tener las ideas templadas, pese a que algunas personas le acusaron falsamente de «coquetear» con el régimen nazi. Personas cercanas a Hitler llegaron a escribirle, en una ocasión, una carta relacionada con su pasado germánico y elogiando sus obras. Tolkien llegó a contestar esa misiva de manera contundente y atacando «entre líneas» al régimen nacional socialista de Alemania.