
Profesor de matemáticas en Sevilla, padre de una de las grandes bailaoras de España, miembro destacado de la masonería, socialista convencido y oficial artillero durante la Guerra Civil Española. De esta manera tan breve, pero al mismo tiempo tan contundente podría definirse a grandes rasgos la vida de Urbano Orad de la Torre, uno de los militares republicanos más famosos que pasó a la historia por ser uno de los primeros en bombardear el Cuartel de la Montaña en julio de 1936.
Su imagen coordinando desde la calle Ferraz los disparos de un cañón contra el Cuartel de la Montaña dio la vuelta al mundo. Fotógrafos ilustres de la prensa madrileña mostraron instantáneas de Orad de la Torre disparando contra las fuerzas sublevadas del General Fanjul. Estas imágenes, usadas por la propaganda republicana durante la Guerra Civil, serían utilizadas también en su contra durante el Consejo de Guerra al que fue sometido tras la victoria de Franco.
En http://www.guerraenmadrid.com hemos tenido acceso a un Consejo de Guerra contra Orad de la Torre (sumario 53064) al que fue sometido tras la contienda. En ese consejo fue condenado a muerte el 1 de marzo de 1940, acusado paradójicamente de “rebelión militar”. Este sumario se encuentra custodiado en los sótanos del Archivo Militar del Paseo de Moret de Madrid. Varios militares franquistas, algunos de los cuáles fueron compañeros de Orad antes de la guerra, declararon en su contra durante el consejo. Uno de ellos fue el comandante de infantería Arsenio Fernández Serrano que participó en los combates del Cuartel de la Montaña al mando de una ametralladora sublevada. Fernández Serrano, que fue hecho prisionero y condenado a muerte por un tribunal popular, denunció a nuestro protagonista por «haber tomado parte en el ataque rojo al cuartel como jefe de las piezas de artillería que sobre él tiraban, responsable por tanto primero de los muertos y heridos de las familias que ocupaban los pabellones del cuartel y también de los asesinatos y desmanes que en el cuartel se cometieron y que él debió impedir».

Esta declaración y los artículos escritos por la propaganda republicana sobre su «gesta» en 1936 fueron determinantes para que el Consejo de Guerra le sentenciara a muerte. Sin embargo, casi cinco meses después de la condena, fue indultado por Franco, al igual que a otros muchos militares republicanos, notificación que fue hecha pública el 28 de junio de 1940. Su pena le fue conmutada por 30 años de reclusión en una cárcel militar de Sevilla. Al final quedaría en libertad condicional en 1944.
Por medio de este Consejo de Guerra al que hemos tenido acceso hemos reconstruido la historia de Orad de la Torre antes, durante y después de la contienda. Hemos leído un telegrama enviado por un comandante de artillería del 1º Cuerpo del Ejército de Guadarrama al juez instructor de su consejo. Por él, hemos sabido que antes del conflicto, Orad de la Torre prestaba sus servicios como militar en la Dirección General de Ferrocarriles como Ayudante de Obras Públicas; se encontraba en una especie de comisión de servicios, alejado temporalmente del mundo militar. También hemos averiguado que en el año 1925 terminó la academia militar, saliendo ya como oficial artillero.
Fernando Goroztiza, un teniente de artillería retirado, también se refirió a Orad de la Torre en su Consejo de Guerra realizando las siguientes declaraciones, aunque sin conocerle personalmente: “No le conozco personalmente, ni nunca he tenido conversación alguna con él. Tuve noticia después del Glorioso Movimiento Nacional que el citado capitán tuvo el cometido de mando de un Grupo de Artillería en el frente de El Escorial a finales de 1936, después estuvo como capitán en la zona de Levante, sin poder señalar en qué cometido”. Otro militar, que en esta ocasión sí conocía a nuestro protagonista llamado Carlos Lirón, dijo en el mismo consejo que sí que habló con Orad en diciembre de 1936 en Valencia, asegurando que “no tenía en esos momentos mando artillero en el ejército rojo ni en el Levante, aunque ocupaba el rango de comandante”. Esta misma persona también dijo que más adelante Urbano mandaría una división en el frente de Extremadura y que también dirigió una columna en el frente de Guadarrama.
El final de la Guerra Civil para Orad
A través de un oficio del Ministerio de Gobernación al que hemos tenido acceso, sabemos que Orad de la Torre fue detenido a finales de marzo de 1939 en Almería y trasladado a la prisión militar de Córdoba que estaba situada en el Cuartel de Artillería de esta ciudad. Este oficio, además de informar de sus antecedentes, relata que durante la Guerra Civil también prestó sus servicios como director de la Fábrica de Armas de la Marañosa donde se fabricaban bombas de humo. También estuvo al mando de una batería de 7,5 en el frente de Guadarrama y Cercedilla y formó parte de la Columna Mangada en su retirada de Robledo de Chavela. En el tramo final de la guerra dirigiría unas operaciones en Porcuna y más adelante sería trasladado a Almería. Le acusarían de “llevarse” hasta Almería los muebles “requisados” a un comandante de la Guardia Civil apellidado Carazo.

Orad de la Torre se hizo cargo de la Comandancia Militar de Almería durante las últimas semanas de la Guerra Civil, cuando todo estaba perdido. Su nombramiento tuvo lugar el 19 de marzo de 1939 ya como Teniente Coronel. En lugar de intentar a huir a Orán como hicieron otros militares y líderes republicanos, el oficial artillero prefirió quedarse en su puesto hasta que las tropas de Franco hicieron su entrada en Almería. Según el libro de Antonio Marín Cara, el 29 de marzo de 1939, horas antes de que entraran en esta ciudad los nacionales, un grupo de militares republicanos, algunos dirigentes de las Juventudes Socialistas Unificadas y miembros del PCE huyeron en barco de Almería por temor a posibles represalias. Entre ellos no estaba Orad de la Torre que prefirió quedarse en España en lugar de exiliarse al extranjero y que de hecho pudo haber ordenado el último ataque de la Guerra Civil. Desde el puerto de Almería se cañoneó (levemente) al buque Cánovas del Castillo (barco franquista) que se acercaba hasta el puerto con la intención de ayudar a los rebeldes.
Dos incidentes antes de terminar la guerra
Cuentan que ese mismo día 29 tomó la decisión de no entregar la Comandancia Militar de Almería a un miembro de la Quinta Columna almeriense perteneciente a la Falange Clandestina, organización que ya se estaba haciendo cargo de los principales puntos de la ciudad. Como militar y poniendo en riesgo su propia vida, se negó tajantemente a entregar su puesto, asegurando que tan solo entregaría la comandancia a otro militar. Y eso fue lo que hizo posteriormente.
En el informe al que nos hemos referido antes del Ministerio de Gobernación franquista también se informó de otro supuesto incidente que protagonizó Orad de la Torre en las últimas horas de la guerra. Al parecer, los funcionarios de Telefónica habían recibido la orden desde Madrid de no “dar conferencias telefónicas” a los jefes republicanos: la Central de Madrid ya estaba en manos de la Quinta Columna. Según relata el informe, Orad ordenó al delegado de Telefónica en Almería que le pusiera en contacto con alguna persona de la que no ha trascendido el nombre ( se desconoce si quería contactar con su familia o con otro militar). Este delegado se negó, diciendo que seguía órdenes de Madrid. Según el informe, Orad “lo detiene, maltratándolo de palabra y amenazándolo con una pistola”. Desconocemos hasta qué punto es cierta o no esta historia.
Ayuda a personas derechistas
El informe al que nos estamos refiriendo durante este artículo también dice que durante la Guerra Civil Orad de la Torre “favoreció a muchas personas derechistas por su condición”. También asegura que puso a algunas de estas personas en libertad (sin especificar quién o quiénes) aún corriendo muchos riesgos.
Estos datos que aporta el Ministerio de Gobernación los hemos completado con dos artículos de prensa que han aparecido recientemente en los periódicos ABC y La Marea. El primer diario contaba en 2008 que cuando Orad de la Torre “esperaba a ser fusilado” por su participación en el ataque al Cuartel de la Montaña fue misteriosamente indultado. Explica después que Orad había nacido en la misma ‘Casa Militar’ de Melilla en la que se había criado el héroe de la aviación franquista Joaquín García Morato y todos sus hermanos. Cuentan que salvó la vida a Vicente, hermano de Joaquín, que estaba en un sanatorio madrileño. La madre de ambos, agradecida con Orad, consiguió salvarle la vida.

En el periódico La Marea se cuenta con más detalles este hecho, utilizando como fuente al propio hijo José Orad Aragón. Este diario dice que la madre de los García Morato llegó a hablar personalmente con el General Varela, que era ministro del Ejército, hasta que consiguió su indulto y su posterior puesta en libertad en 1944. También dice que ayudó a otras personas perseguidas por el bando republicano como el teniente coronel Borbón de la Torre, el catedrático Carlos Fitera, un cadete del Cuartel de la Montaña apellidado Ponce de León (lo arrancó de unos milicianos que estaban a punto de fusilarlo tras el asalto al cuartel), el poeta falangista José García Nieto y el actor José Isbert que iba a representar una obra de Muñoz Seca en Andújar.
Relata el artículo de La Marea que Orad de la Torre escribió en la cárcel un pequeño diario en el que hablaba de su experiencia traumática durante la Guerra Civil. Sobre su participación en el ataque artillero al Cuartel de la Montaña, Urbano escribió lo siguiente: «Ni la victoria conseguida, ni mi ideología pueden evitarme el inmenso dolor que siento ahora mismo al ver muertos a militares como yo, compañeros de la academia, de guarnición. Aunque estuviéramos en desacuerdo político. Hace tanto calor y la luz es tan viva que lo que estoy viviendo me parece irreal».
Su vida en libertad
Una vez fuera de prisión, Urbano Orad de la Torre no pudo volver a las Fuerzas Armadas como posiblemente le hubiera gustado. Sin embargo, aprovechando sus altos conocimientos en matemáticas y su pasión por la docencia, decidió montar una academia de enseñanza privada en Sevilla llamada ‘Academia Orad’. En ella preparaba a sus alumnos para ingresar en carreras técnicas y también ofertaba clases por correspondencia. La academia estaba situada en las calles Guzmán el Bueno, Torres de Ibarra, Pasaje de Andreu, Cruces y Avenida Reina Mercedes. Por sus aulas pasaron alumnos de todas clases. Algunas fuentes dicen que el mismísimo Felipe González aprendió matemáticas de joven en esta academia. Este hecho no está confirmado, sin embargo, sí hemos sabido que estuvieron en la ‘Academia Orad’ personas con apellidos tan ilustres de la talla de Osborne, Ibarra, Guajardo-Fajardo, Domeq o Pickman. La academia, que fue una de las más prestigiosas de la capital andaluza, cerró sus puertas en 1978, cuatro años antes de que Orad muriera.
La página web de la Fundación Pablo Iglesias afirma que Orad de la Torre participó en la reorganización clandestina del PSOE en Sevilla y Andalucía en la posguerra, circunstancia por la que fue detenido de nuevo en 1947 «al caer el Comité de Sevilla del cual formaba parte». Salió en libertad a los pocos días, pero en 1958 volvió a ser detenido en una redada policial que desarticuló a nivel nacional el Partido Socialista. Por estos hechos fue juzgado seis años más tarde y resultó absuelto.
La muerte de Urbano se produjo en 1982., el mismo año en el que el PSOE ganaría las Elecciones Generales con Felipe González a la cabeza. Pese a estar afiliado a este partido y a la UGT, ningún dirigente de peso acudió a su entierro, sin embargo, el propio Felipe González le envió un telegrama de condolencias que La Marea hizo público el pasado mes de abril. A día de hoy, una calle de Dos Hermanas lleva el nombre de Urbano Orad de la Torre.
Su hija María Rosa Orad Aragón ha sido una de las grandes bailaoras de danza clásica que ha tenido España en su historia reciente. Nacida en Andújar (Jaén) en 1937, en plena Guerra Civil, siempre mantuvo una estrecha relación con su padre. En 2013 recibió la Medalla de Andalucía, una prestigiosa condecoración de la que sin duda Urbano hubiera estado orgulloso.
¿Una duda que se llevó a la tumba?
Con la muerte del General Franco, varios militares republicanos concedieron una serie de entrevistas a diferentes medios de comunicación. La censura había desaparecido en España y las opiniones calladas durante años del bando perdedor de la guerra interesaban de sobremanera a los periódicos. En 1978 Orad de la Torre concedió una entrevista al periódico El Imparcial en la que informaba ‘supuestamente’ de que en mayo de 1936 un grupo de masones se reunieron para preparar el asesinato de Calvo Sotelo.
Estas palabras fueron desmentidas rotundamente por el propio Urbano en una carta que él envió a El País el 28 de septiembre de 1978 en el que acusa a El Imparcial de no haber sido «impreciso» y «sensacionalista». También acusó a este diario de corte derechista de «abusar del precario estado de salud de un anciano» (Orad). «En todo caso, pendiente él y su familia de la comprobación judicial que corresponda sobre lo que la entrevista, consiguieron hacer decir y luego firmar a un señor enfermo de corazón y en tratamiento por insuficiente riego cerebral desde hace años», aseguraba la carta de Orad de la Torre.

En la misiva Urbano daba varios puntos desmintiendo a El Imparcial afirmando rotundamente que «nada tuvo que ver la masonería» en la muerte de Calvo Sotelo y que por aquellas fechas, Orad «nunca» actuó como miembro de la masonería sino como militar republicano. En relación con el asesinato de Calvo Sotelo, nuestro protagonista aclaró lo siguiente:
«Desde el 3 de marzo, fecha de mi boda, hasta la guerra, a la única reunión de militares a la que asistí fue a la del 9 de mayo, y eso porque se me comunicó que yo era el próximo en la lista (Urbano podría referirse que él estaba en la lista de ser asesinado). Eso y que el día de la muerte del político yo estaba en una reunión familiar en la calle Raimundo Fernández Villaverde».
Después de esta aclaración, Orad continuó explicando más detalles sobre el asesinato de Calvo Sotelo:
«El 12 de mayo mataron a Castillo. Aquella noche se reunieron un grupo de militares con rango desde teniente coronel a capitán entre los que figuraban: Faraudo, Diaz Tendero y otros y decidieron cumplir lo dicho. Echaron a suertes y le tocó al capitán Condés tomar el mando del grupo. Los guardias fueron voluntarios. Tomaron una camioneta de asalto, con su chófer de servicio (fue el único no voluntario, está vivo y habita en Madrid). Fueron a buscar a Goicoechea y no estaba en casa. Dijo Condés que fueran a buscar a Gil Robles y tampoco estaba en su casa de la calle Serrano. Entonces, al pasar por la calle Velázquez un guardia dijo que allí vivía Calvo Sotelo. Subieron a la casa, lo cogieron, se lo llevaron detenido y en la calle Alcalá uno de los guardias le disparó un tiro. Por cierto, que Condés quiso posteriormente suicidarse por su participación en los hechos, pero Prieto se lo impidió».
Por último, esta carta de Orad de la Torra a El País también habla de Gutiérrez Mellado y de Manuel Fraga. Sobre el primero indica que «en ningún momento» éste ayudó a los masones como tales, sino que ayudó a los que «fueron sus compañeros de armas, aunque en el lado republicano para que consigan sus pensiones de vejez». Sobre Manuel Fraga, dijo que en su momento le «ayudó a conseguir el pasaporte y lo hizo con el espíritu de apoyar en un derecho elemental a un militar republicano que había sido su enemigo en una guerra que había terminado hacía treinta años».
Fuentes consultadas
Sumario 53064 Archivo Militar Paseo de Moret
Causa General
Hemeroteca Nacional
Hemeroteca ABC
Periódico La Marea
Hemeroteca El País
Golpe Militar, resistencia y represión en Sevilla. (1936-1950)
La Comunidad de los Jesuitas en Almería, Antonio Marín Cara
Fundación Pablo Iglesias