Los nadadores del Tajo: la historia inédita de los hermanos Guardiola

FOTOGRAFIA 43. CARNE ANTONIO GUARDIOLA
Carné como miembro del SIPM de Antonio Guardiola en la Guerra Civil / Fotografía cedida al autor de este libro por la familia

* Este es un fragmento del artículo publicado por el autor de esta web en el Diario El Mundo tras la publicación del libro: «La Quinta Columna. La guerra clandestina tras las líneas republicanas». Este reportaje es una mínima parte de un capítulo dedicado a los hermanos Guardiola que puedes leer en nuestra obra editada por la Esfera de los Libros. 

Pocas personas tuvieron una vida tan intensa durante la Guerra Civil como los hermanos Antonio y Enrique Guardiola. Su actuación para desbaratar una segunda ofensiva republicana en Brunete y su participación en las negociaciones de paz de Gamonal son dignas de película. Tanto es así que, en los años cuarenta, una productora intentó hacer un filme sobre ellos, pero la censura franquista rechazó el proyecto.

A diferencia de otros quintacolumnistas, las acciones de los hermanos Guardiola no tenían fines ideológicos pues no estaban afiliados a ningún partido. Se adentraron en el peligroso mundo de los emboscados para ayudar a los vecinos de derechas de Aranjuez, su ciudad, que corrían el riesgo de ser asesinados. Ayudados por un guarda forestal, consiguieron evacuar a la España sublevada a algunos de ellos a través de la Flamenca, una zona convertida hoy día en una finca privada donde cazan miembros de la alta sociedad.

Para completar con éxito su misión, Antonio y Enrique pasaron muchas horas en el campo simulando ir de caza o recoger leña para el invierno. Su objetivo real era encontrar un paso seguro para completar las evacuaciones. Les ayudó su hermano Ramiro, un adolescente que no levantaba sospechas entre las patrullas de milicianos y carabineros que custodiaban el valle del Tajo. En abril de 1937, localizaron una zona desprotegida. Construyeron una barcaza y lograron sacar de la España republicana a tres personas que estaban en peligro. Cruzaron el río de madrugada hasta llegar a la zona nacional. Semanas después, el Servicio de Información y Policía Militar de Franco (SIPM) les nombró agentes del “servicio exterior en territorio enemigo”. Trabajaron a las órdenes de Antonio Bouthelier, un destacado miembro de la Quinta Columna que había conseguido infiltrarse en el corazón de la CNT, tras ser nombrado secretario particular del anarquista Salgado Moreira, jefe de los Servicios Especiales del Ministerio de la Guerra.

FOTOGRAFIA 44. ENRIQUE GUARDIOLA Y GUTIERREZ MELLADO
Gutiérrez Mellado con el uniforme de militar. Junto a él (a su izquierda) Enrique Guardiola. Ambos fueron amigos durante un tiempo. Estaban viendo una corrida de toros

Antonio y Enrique se movían a sus anchas por el Tajo. Solían pasar un par de días en territorio franquista antes de regresar a la “retaguardia enemiga”. Hasta el final de la guerra lograrían sacar de Madrid a casi un centenar de militares, sobre todo de Aviación y Artillería, que eran los más reclamados en la otra zona. Aprovecharon estas expediciones para entregar al SIPM croquis sobre las defensas republicanas y otras informaciones que les suministraba la Quinta Columna.

En enero de 1939, con la guerra en su recta final, Enrique Guardiola recibió de manos de otro quintacolumnista una información urgente: un plan de operaciones de una ofensiva inminente de la República en la zona de Navalagamella y Galapagar, a escasos kilómetros del frente de Brunete. Este quintacolumnista se hizo con el documento porque estaba infiltrado en el cuartel general del Ejército del Centro. Esa misma madrugada, Antonio Guardiola fue el encargado de trasladar la información al otro lado. Cruzó a nado el tajo, embadurnado con grasa animal para combatir el frío, y a punto estuvo de perder la vida en el intento. Nada más salir del agua, desde una posición avanzada, le tiraron una granada al confundirle con “un enemigo”. Consiguió sobrevivir y el plan de operaciones llegó a tiempo a los mandos franquistas.

La actuación de Enrique Guardiola también tuvo tintes novelescos al final de la guerra. Estuvo a punto de morir en dos ocasiones tras ser tiroteado por una patrulla de carabineros y después de sufrir un accidente de motocicleta cuando volvía de zona nacional con una mochila cargada de armas. Su última misión como agente secreto fue participar, en marzo de 1939, en las negociaciones de Gamonal entre los representantes de Franco y los emisarios republicanos que había enviado el coronel Casado. Viajó con ellos para custodiarles durante el trayecto y evitar situaciones peligrosas. Ambos hermanos jugaron papeles claves desde la clandestinidad, absolutamente desconocidos hasta hoy.

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