Cuando los servicios secretos de Franco espiaron a Pedro Chicote

Perico Chicote sirviendo un cóctel al coronel Ríos Capapé y al periodista Louis Deschamps / CDMH

La imagen de Pedro Chicote sirviendo unos cocteles a militares franquistas en las ruinas de Ciudad Universitaria reflejan la buena sintonía que existía entre el mítico barman y el bando sublevado. Esto es un hecho irrefutable, pero no siempre gozó de la confianza de los alzados, sobre todo por sus relaciones antes de la Guerra Civil con importantes dirigentes del Gobierno de la República.

Chicote fue espiado durante la Guerra Civil por los servicios secretos de Franco que dudaban realmente de su lealtad. Aunque aparentemente tenía una relación buenísima con militares de alta graduación como los generales Aranda o Solchaga y el teniente coronel Ríos Capapé y Solchaga, existían ciertas dudas sobre su verdadera ideología.

Hemos descubierto esta información inédita, rebuscando en los diferentes archivos militares que tiene nuestro país. A través de ellos hemos podido saber que el 8 de julio de 1937 se abrió un expediente informativo contra Perico Chicote por una serie de motivos que vamos a desgranar en esta investigación. Antes de entrar en materia, conviene recordar que, por esas fechas, el Ejército sublevado acababa de conquistar Bilbao y presionaba a los republicanos en Cantabria y Asturias. La República, por su parte, puso en marcha una ofensiva sin precedentes en Brunete, iniciándose en esa zona una de las batallas más sangrientas de la Guerra Civil.

Mientras sucedían todas estas cosas en los frentes de batalla, el espionaje franquista trabajaba en la sombra dentro de su retaguardia para detectar posibles enemigos. Según el SIM (Servicio de Información Militar), uno de esos posibles enemigos era Chicote cuyo comportamiento antes de la guerra era sospechoso, así como sus relaciones. Tenemos que recordar que en esta época coexistían en zona nacional dos servicios secretos: uno de ellos era puramente militar, el SIM (luego pasó a denominarse el SIPM) y otro más civil, el SIFNE, que operaba fundamentalmente en el exterior de España.

Informe del SIPM relacionado con Pedro Chicote / Archivo Militar de Ávila

Un informe repleto de incógnitas

El expediente contra Pedro Chicote está firmado por la “jefatura del SIM” en Burgos y contiene unas pocas páginas donde aparecen reflejadas las sospechas que existían contra él. Se pedía a la subcentral de este servicio en San Sebastián que pusiera en marcha una profunda investigación para comprobar si podía tener cierta afinidad hacia el bando republicano. Le acusaban de haberse quejado públicamente de su difícil situación económica poco después de llegar a San Sebastián donde se había instalado tras su periplo por Francia e Inglaterra donde le había sorprendido la guerra.El espionaje nacional no entendía como una persona acomodada como él se quejaba de su situación económica a pesar de haber abierto un bar americano cerca de la playa de la Concha que en el verano de 1937 estaba funcionado muy bien.

Chicote llegó a San Sebastián unas semanas después de que los nacionales se hicieran con el control de la ciudad a mediados de septiembre de 1936. Había aterrizado allí procedente de Biarritz donde se había instalado en agosto tras su viaje de negocios por Reino Unido donde, como veremos más adelante, pudo estar al tanto del alzamiento militar.

No entendemos demasiado bien la sorpresa del SIM ante las quejas de Chicote, ya que antes de la Guerra Civil las cosas le estaban saliendo muy bien en Madrid. En la capital había hecho mucho dinero compaginado dos negocios: su bar en la Gran Vía 12 que se había convertido en todo un referente de la modernidad y los cáterin que organizaba para eventos de la alta sociedad. La inteligencia franquista parecía haberse olvidado que la CNT se había incautado de su local en la Gran Vía, así como las otras propiedades que tenía en la capital. Durante los primeros meses de la contienda, desde su bar en Madrid, los empleados que permanecían allí enviaron botellas de vino y Coñac a los hospitales de sangre que la República estaba montando para asistir a los milicianos que luchaban en la sierra. Llama la atención que, en la prensa madrileña, se referían a “Perico Chicote” como la persona que había realizado estos donativos en lugar de los individuos que habían sido empleados suyos meses atrás. Cuando los periódicos republicanos publicaban estas noticias, Chicote se encontraba fuera de España, preparando su entrada a zona nacional.

Chicote sirviendo un cóctel a un matrimonio en el Club Cantábrico de San Sebastián /http://www.kutxateka.eus/

Una novia nacionalista y relaciones con republicanos

En una de las páginas de su expediente, el SIM le acusaba también de tener una novia cuya familia era del PNV, sin aportar más datos. Sin embargo, la acusación más dura del servicio secreto se refería a la relación de amistad que el barman tenía desde antes de la guerra con Indalecio Prieto, por entonces ministro de la Defensa Nacional de la República. Leamos un fragmento del expediente al que nos estamos refiriendo y que se encuentra custodiado en el Archivo Militar de Ávila

“Hace unos días tuvo lugar la apertura del bar Chicote en San Sebastián. Con anterioridad se conocían las lamentaciones del referido, acerca de su difícil situación económica al salir de la zona roja. Le unía una gran amistad con Indalecio Prieto, hasta el extremo de que se decía que había de ser su padrino de boda. La novia de Chicote era de Bilbao y al parecer su familia era nacionalista vasca”.

La relación de Chicote con Prieto a la que se refiere el informe era una realidad. Se remontaba a los años treinta cuando el barman se hizo cargo del bar del Congreso de los Diputados por petición, entre otros, de Julián Besteiro. Allí hizo cierta amistad con políticos de diferentes ideologías con los que estableció cierta relación de amistad. Uno de ellos era el futuro ministro socialista. El fotógrafo Martín Santos Yubero inmortalizó la buena sintonía que existía entre ambos en mayo de 1936 en un catering organizado por Chicote al que asistió Prieto y otros dirigentes del PSOE en los exteriores del Palacio de Cristal del Retiro. En los mentideros de Madrid se rumoreaba que antes de la guerra, nuestro protagonista había tenido una relación amorosa con la sobrina de un importante ministro del Gobierno de la República. ¿Pudo ser la sobrina de Indalecio Prieto? No tenemos respuesta para esta pregunta así que invitamos al lector que saque sus propias conclusiones. Lo que está claro es que Chicote nunca se casó ni tuvo descendencia y la mujer de su vida, según diría muchos años más tarde, fue su madre.

Chicote junto a la artista Julia Lajas / Archivo CAM. Santos Yubero

Indalecio Prieto no fue el único político republicano con el que Chicote tuvo una fuerte relación de amistad. También era muy amigo de Rafael Sánchez Guerra, presidente del Real Madrid en los años treinta y ayudante del coronel Casado durante la Guerra Civil. En el Centro Documental para la Memoria Histórica de Salamanca hemos localizado una carta que nuestro protagonista le envió en 1935 al presidente madridista para pedirle que le hiciera el favor de “readmitir” como socio del club blanco a un amigo suyo que había sido expulsado.

En la antesala de la Guerra Civil, Chicote participó en un homenaje que se le brindó en Madrid al jefe de prensa del Gobierno de la República, Ricardo Flores, al que conocía desde hace años por trabajar éste en el periódico El Liberal. En las crónicas de la época -fechadas en junio de 1936- se mencionaba la participación de nuestro barman en el homenaje al que asistieron numerosos políticos de izquierdas y redactores de diferentes medios de comunicación.

No podemos negar la evidencia de que a Chicote se sabía mover como nadie entre los diferentes estamentos políticos. Tras la proclamación de la II República, mantuvo un buen clima con dirigentes tanto del PSOE como de la CEDA. Años antes, durante la dictadura de Primo de Rivera, también se codeó con la nobleza e incluso con la Casa Real. Era sin duda un todoterreno de las relaciones sociales.

Una petición directa

Más allá de profundizar en sus relaciones con políticos republicanos, la jefatura del SIM (no confundir con el SIM republicano) pedía a sus agentes secretos en San Sebastián que averiguaran cómo fue la salida de Chicote de Madrid y que controlaran sus “relaciones y amistades”. Advertían que viajaba con “frecuencia” en automóvil en compañía de periodistas que “por su profesión, se hacen difícilmente vigilables”. La última petición que se hacía era “enterarse de cómo” había podido instalarse en San Sebastián y el origen de los fondos que había conseguido para poner en marcha su nuevo bar en esta ciudad.

Solo unos días después de realizar esta petición, las autoridades sublevadas de San Sebastián contrataron a nuestro protagonista para dar un catering tras la inauguración del “nuevo hogar del Auxilio Social”, situado a catorce kilómetros de la capital guipuzcoana. Allí se codeó con el Gobernador Civil y también con Dionisio Ridruejo que fue el encargado de inaugurar el hogar donde realizarían las “colonias veraniegas” niños de entre 3 y 9 años. Estamos convencidos que ninguno de ellos sabía que Chicote estaba siendo espiado por efectivos de su propio bando.

La respuesta a la petición del SIM

Imagen de 1928 / Hemeroteca Nacional. La Estampa

Casi dos meses después de aquella petición desde Burgos, el SIM de San Sebastián envió un pequeño informe donde contestaban a alguna de las preguntas que se habían formulado semanas atrás. El informe está fechado el 23 de agosto de 1937 y hablaba, en primer lugar, de la llegada de Chicote a zona nacional.  Se explicaba que el inicio de la Guerra Civil le sorprendió en Londres donde solía acudir todos los veranos. Allí estuvo “actuando en favor de la causa nacional” junto con el Marqués de Portago cuya vida y contactos en Reino Unido estaban muy asentados. Después, “entró en nuestra zona, montando el Bar Chicote” para lo cual, le dieron facilidades y crédito los bancos de aquí, pues en la plaza de Madrid tenía cuentas en valores del Estado”.

El informe era muy preciso. Los agentes de San Sebastián había muy bien su trabajo y habían averiguado con todo lujo de detalles el dinero que tenía ahorrado Chicote en los diferentes bancos españoles. Así por ejemplo, tenía casi 14.000 pesetas en el Banco Hispano Americano, donde además había conseguido unas 150.000 pesetas en valores del Estado. También tenía 8.500 pesetas en el Banco de Vizcaya, 37.000 en el Urquijo, 6.000 en el Guipuzcoano, en el Central 3.000 y en la Caja Postal unas 5.000.

El SIM de San Sebastián también había podido recabar algunos datos sobre su novia que era originaria de Bilbao y era hija de los propietarios del Restaurante Luciano. Al mismo tiempo también destacaba la buena relación que tenía desde antes de la guerra con políticos de derechas como Gil Robles o el ex ministro de la Marina Royo Villanueva. También tenía ciertas simpatías con Alejandro Lerroux y el conde de Rodezno.

Los agentes de San Sebastián terminaban el documento con la siguiente conclusión:

“A Chicote se le conceptúa como persona completamente adicta a nuestro movimiento. Agradecemos, si tienen más datos que hagan variar este criterio, nos lo comuniquen pues este señor tiene tantas relaciones y amistades, que de no ser adicto a la Causa Nacional sería muy peligroso. Nosotros, durante todo este tiempo, nada sospechoso hemos observado”.

Actividades en la guerra

Durante gran parte de la Guerra Civil, sobre todo en 1938 y 1939, Chicote se dedicó a dar fiestas y cáterin por diferentes puntos de la geografía nacional. Después de que los servicios secretos no encontraran ningún argumento sólido para acusarle de “desafecto”, se pudo mover prácticamente con total libertad por los diferentes frentes de batalla. Así, por ejemplo, el 29 marzo de 1938 organizó una fiesta en Barbastro (Huesca) para conmemorar la “reconquista” de Belchite por parte de las fuerzas nacionales. Allí acudieron algunos de los jefes y oficiales de las Brigadas Navarras entre los que se encontraba el teniente coronel Solchaga, el comandante Julián Troncoso (había sido jefe de los espías franquistas en Irún), varias enfermeras de vanguardia y periodistas de reconocido prestigio como Víctor Ruiz Albéniz (alias El Tebib Arrumi).

Vestido de civil, Chicote posa junto al teniente coronel Solchaga y varias enfermeras en Barbastro / BNE

La agencia de prensa Campúa estuvo presente en aquella fiesta de Barbastro donde nuestro barman sirvió sus famosos cócteles y se fotografió con mandos militares y enfermeras. Un álbum completísimo de aquella jornada se encuentra custodiado por el fondo fotográfico de la Biblioteca Nacional y se puede consultar online.

Solo tres meses después, nuestro hombre organizaba “un lunch” en Benicarló (Castellón) en honor al general Aranda con motivo de su santo al que asistió su Estado Mayor y numerosos falangistas. Ya en marzo de 1939, cuando la guerra estaba tocando su fin, fue contratado para dar un cóctel en Burgos en la imposición de condecoraciones alemanas a oficiales, soldados y personal civil español. Al acto acudieron algunas de las más altas personalidades militares del bando franquista como el general Dávila y también el general italiano, Gastone Gámbara.

El 28 de marzo de 1939, cuando las tropas franquistas entraron en Madrid, Chicote también hizo su entrada en la capital. Entró junto a las primeras columnas para dar un cóctel a los principales jefes y oficiales que habían combatido en la Casa de Campo. Después de que el coronel republicano Adolfo Prada hiciera la entrega simbólica de Madrid, el barman, con su habitual chaquetilla blanca, sirvió un coctel en las ruinas de Ciudad Universitaria al militar sublevado Ríos Capapé y al periodista Louis Dechamps.

Tras la contienda

Una vez terminada la guerra, Chicote gozó de mucho prestigio dentro del régimen franquista. Tras regresar a Madrid, relanzó el bar que llevaba su nombre en la Gran Vía que, como bien sabe el lector, se convirtió en punto de encuentro de las clases elitistas de la capital y pocos años después fue frecuentado por actores, artistas y toreros, algunos de gran prestigio internacional.

Chicote junto a varios oficiales del Estado Mayor del general Aranda en Benicarló / BNE

Como no podía ser de otra manera, fue invitado al “Desfile de la Victoria” el 19 de mayo de 1939 en el Paseo de la Castellana de Madrid con la presencia de Franco y las más altas autoridades del nuevo régimen. Una vez terminado el desfile, el afamado barman dio un cóctel privado en el Palacio Real. Creemos que ya conocía a Franco de tiempos de la guerra, pero el “Generalísimo” tuvo que quedar muy satisfecho con sus servicios ya que unos meses después, en julio, le contrató durante sus vacaciones estivales en Zarautz. El fotógrafo Campúa inmortalizó algunas imágenes donde aparece Chicote sirviendo a Franco una comida en el campo junto a su familia y ayudantes.

Solo dos meses después, el 19 de septiembre de 1939, la Sanidad Militar rendía su particular homenaje al protagonista de esta investigación como “agradecimiento durante la guerra” por sus servicios en los hospitales de sangre. El jefe de sanidad militar, el coronel La Rosa, le entregó una placa y un reloj en el hospital Mola de San Sebastián. Muchos años después, en 1967, cuando su negocio empezaba a decaer, Chicote volvió a ser homenajeado por el régimen de Franco que le entregó la Cruz de la Orden del Mérito Militar de Segunda Clase durante la “conmemoración” del 18 de julio.

Comentario

Nos encanta la repercusión que tienen todas y cada una de nuestras investigaciones, pero no vamos a tolerar que nadie nos plagie o utilice indebidamente nuestros artículos. La persona que esté interesada en compartir esta investigación en un blog, página web o medio de comunicación, deberá establecer contacto con los gestores de esta página a través de correo electrónico: guerraenmadrid@gmail.com.

Fuentes consultadas

  • AGMAV 28946. Expediente del SIPM contra el “barman” Pedro Chicote.
  • CDMH. PS-MADRID,972,8. Carta enviada por Pedro Chicote a Rafael Sánchez Guerra.
  • CDMH. Fondo fotográfico Deschamps. Imagen 1024.
  • BNE. Biblioteca Digital Hispánica. Fondo Guerra Civil. Caja 87/5. Fiesta en Barbastro.
  • BNE. Biblioteca Digital Hispánica. Fondo Guerra Civil. Caja 64/30. Fiesta en honor al general Aranda.
  • Prensa Histórica: La Rioja: 05.07.1936; 05.09.1936
  • Prensa Histórica: La Libertad: 24.07.1936, 21.08.1936.
  • Prensa Histórica: La Hoja Oficial del Lunes. 08.08.1936.
  • Prensa Histórica: Imperio. 23.07.1936
  • https://www.revistamadridhistorico.es/2013/04/numero-45-mayo-junio-2013/
  • Kutxateka. Imagen 216360 de Perico Chicote.

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