El extraño fenómeno de las bombas que no explotaban

Un guardia de asalto sostiene un proyectil en la Guerra Civil

No es muy frecuente encontrar en los archivos españoles noticias sobre sabotajes republicanos en zona rebelde, pero existieron. No nos referimos a determinados ataques guerrilleros en cordilleras montañosas ni siquiera a las acciones contra las carreteras y vías férreas nacionales. Hablamos de sabotajes en toda regla en polvorines y centros de armamento muy similares a los que hacía la Quinta Columna en la retaguardia madrileña.

El 15 de enero de 1937, en Pozuelo de Alarcón varios proyectiles lanzados por la artillería franquista no explotaron puesto que carecían de espoletas. Dentro de estos proyectiles había notas tan elocuentes como la que se lee a continuación:

“Compañeros, de los proyectiles de este cañón no temáis, que no explotarán ninguno. Soy de la vuestros, UHP (Uníos Hermanos Proletarios)”.

Las bombas que no explotaron en Pozuelo trajeron de cabeza a las autoridades franquistas hasta el punto de que el SIPM (Servicio de Información y Policía Militar) envió una nota al Cuartel General de Burgos pidiendo una “vigilancia más exhaustiva para los artificieros con el objetivo de encontrar a los saboteadores”. Desconocemos si se produjeron o no detenciones.El 9 de mayo de 1938 nuevamente los servicios de información franquistas ponían en alerta al Cuartel General de Burgos con el siguiente telegrama:

“Los proyectiles del Ejército del Centro del 15,5 calibre que disparan nuestras baterías sobre Madrid no explotan en un 80%. Igual pasa con los morteros. Se ponen trozos de periódico en la espoleta para evitar que exploten”.

Esto tiene dos lecturas: o bien los encargados de cargar los proyectiles saboteaban las cargas explosivas o bien los propios artilleros nacionales se encargaban de hacerlo en el mismo frente de combate. Esto sería comprensible teniendo en cuenta que en 1938, casi todos los militares nacionales eran conscientes de que la guerra estaba ganada y no tendría sentido castigar Madrid las veinticuatro horas del día.

Bomba de la Guerra Civil extraída de una trinchera

También existieron sabotajes similares en la aviación. El 27 de noviembre de 1938, el Cuartel General del SIPM, al frente de él estaba el famoso coronel Ungría, alertaba de nuevo a Burgos del siguiente hecho:

“Agentes del exterior nos comunican que la mitad de las bombas de aviación nacional no explotan.”

El 13 de diciembre de 1938, los servicios de información de Franco en la sección destacada de Yuncos, descifraron un mensaje republicano con la siguiente estadística: 12 de diciembre 1938. Ataque faccioso:
– 10.45 horas. De 19 disparos de cañón faccioso calibre 10,5 = 9 sin explotar

– 13.30 horas. De 20 disparos de cañón faccioso calibre 10,5 = 5 sin explotar.

– 16.15 horas. De 37 disparos de cañón faccioso calibre 10,5 = 7 sin explotar

– 17.15 horas. De 21 disparos de cañón faccioso de calibre 10,5 = 14 sin explotar.

Con estos números hay que extraer una simple conclusión: o los artilleros franquistas tenían muy mala puntería o dentro de sus filas se encontraban saboteadores republicanos.

Independientemente de las bombas que no llegaron a explotar en determinados momentos de la contienda, Madrid fue víctima de crueles bombardeos, en muchos casos indiscriminados que acabaron con la vida de cientos de civiles. En próximos días nos ocuparemos de estos ataques.

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