La Navidad en las trincheras del Frente de Madrid

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Ilustración del diario Crónica / Diciembre 1936

La Navidad durante la Guerra Civil española se celebró de una manera bien distinta en las zonas de Madrid controladas por la República y en aquellas que estaban en poder de los sublevados. Aunque los hombres de uno y otro bando festejaron, como pudieron, estos días tan señalados, fueron los militares franquistas los que vivieron con más intensidad los días de Nochebuena y Navidad.

El 24 de diciembre de 1936, casi todo el hospital Clínico de Madrid estaba controlado por los nacionales. Una bandera de la Legión vigilaba entre cascotes sus posiciones intentando olvidar la pesadilla que se había vivido días atrás: varias minas republicanas habían estallado en el corazón del hospital sepultando para siempre a casi cuarenta legionarios. Las ruinas de este hospital madrileño se habían convertido en el punto de vanguardia más adelantado de los franquistas y uno de los lugares más peligrosos de la Guerra Civil. Pese a ello, entre piedras, cascotes y polvo se celebró una emotiva Misa del Gallo impartida por el famoso padre Huidobro, que moriría en abril de 1937 en la Cuesta de las Perdices (hoy carretera de La Coruña).

Aquella Misa del Gallo del hospital Clínico estuvo marcada por el silencio y la emoción de todos los presentes. Ante el temor de alertar al enemigo, el padre Huidobro dirigió la ceremonia religiosa entre susurros y velas. Pese a ello, los legionarios consiguieron traer del antiguo Asilo de Santa Cristina un altar, una virgen de metro y medio, candelabros y hasta un belén. Peiró SJ, autor del libro ‘Fernando de Huidobro, legionario y jesuita’, recordaba lo siguiente en su obra:

«Los legionarios llevaron unos Reyes Magos al Clínico montados en caballos orientales, la mula y el buey, y como centro de todo, el Niño Jesús reclinado en su cunita. Ante este altar improvisado por unos legionarios que vivían a dos pasos de la muerte, con permiso del sepulturero, como ellos festivamente decían, el padre Huidobro festejó la Misa del Gallo en el Clínico, con villancicos y adoración del Niño cuyos pieceditos fueron besando muy lentamente todos los miembros de la IV Bandera de la Legión»

No todos los militares franquistas que estaban en el Clínico pudieron celebrar la misa. Los hombres que estaban de guardia en las zonas más elevadas del mismo tuvieron que quedarse sin ella aunque cuentan las crónicas que el padre Huidobro también les llevó la comunión a aquellos soldados que estaban situados en uno de los puntos favoritos para barrer por las ametralladoras republicanas.

MISA DE CAMPAÑA
Misa de campaña de los nacionales en Ciudad Universitaria / Archivo Militar de Ávila

En la zona republicana, la Nochebuena también se celebró aunque sin apenas tintes religiosos. Los soldados que se encontraban en las avanzadas de Ciudad Universitaria, Parque del Oeste y la Casa de Campo tuvieron ración extra de comida, en lo que se llamó la cena del miliciano. Socorro Rojo Internacional repartió en el frente de Madrid más ve 20.000 tabletas pequeñas de turrón, así como mazapanes. Esta institución entregó a cada uno de los soldados que estaban en las trincheras de Madrid un quit que estaba formado por turrón, ración de frutas, embutidos y algo de tabaco. Además, contaban con una felicitación navideña escrita en varios idiomas, destinada directamente a los miembros de las Brigadas Internacionales.

Un portavoz del Socorro Rojo Internacional aclaró sobre la celebración de la Navidad al periódico La Voz de Madrid que estos festejos no tenían absolutamente nada que ver con la Religión:

«No es una cena de Nochebuena, nosotros no tenemos que celebrar una fiesta católica. Es un recuerdo sentimental que expresa la gratitud de todos los hombres antifascistas»

Al día siguiente, algunas dotaciones republicanas tuvieron un rancho de Navidad de lo más suculento. Aunque no todas las trincheras comieron los siguientes manjares, algunas de ellas, sobre todo las de Usera y las de Carabanchel sí que disfrutaron de una buena comida el 25 de diciembre de 1936. La Intendencia de Madrid publicó el siguiente menú en todos los periódicos de la época:

– Desayuno: Pan con mantequilla, galletas y café.
– Comida de Navidad: Tortilla de jamón, cordero asado con patatas y arroz con leche.
– Cena: Fabada asturiana y carne con guisantes y jamón

MENU MILICIANO
Cena de Navidad de los milicianos / Crónica, diciembre de 1936

Los bombardeos en Nochebuena

No todo fueron misas y turrones durante el día de Nochebuena. Aunque en las trincheras de la Casa de Campo y Ciudad Universitaria hubo poco movimiento en cuanto a ofensivas de infantería, este día, la aviación jugó un papel muy importante. Los partes de guerra informaron de una internada de varios chatos republicanos en Leganés, una de las zonas de la retaguardia franquista donde se habían establecido algunos cuarteles generales. Allí, los aviones soviéticos dejaron caer algunas bombas incendiarias, ametrallando posiciones enemigas. Ha llegado hasta mis oídos por medio del Coronel Solans, un veterano militar ya retirado hace muchos años, una historia conmovedora, la de su padre.

Con poco más de 25 años, el padre de este Coronel, que era teniente nacionalista durante la Guerra Civil, se desplazaba en su coche junto a un sacerdote y su conductor al frente de la Casa de Campo para entregar turrón a los soldados que se encontraban en las trincheras más avanzadas. A la altura de Cuatro Vientos, muy cerca de Leganés, hicieron su aparición los chatos republicanos que ametrallaron el coche de este oficial. El sacerdote y el conductor consiguieron, in extremis, sobrevivir, el padre del Coronel Solans no. Murió casi en el acto en plena Navidad de 1936. Su triste y anónima historia es una de tantas de las que se produjeron durante la contienda española en etas fechas.

Los partes de guerra

En lo estrictamente oficial, creemos que es interesante leer el parte de guerra de uno y otro bando durante el 24 de diciembre de 1936:

– Parte sublevado. En el frente norte, fuego de fusil y cañón en los distintos sectores. En el sur, nuestras tropas han ocupado la villa de Montoro y el pueblo de Villa del Río en la provincia de Córdoba. Un brillantísimo avance en nuestras columnas permitió vencer la resistencia que el enemigo había acumulado allí, derrotando a una columna internacional procedente de Albacete. El número de muertos abandonados por el enemigo pasa de 300 y el material es numerosísimo. La llegada de la noche ha impedido clasificarlo».

– Parte republicano. En el sector sur del Tajo, en las proximidades de Monte Aragón, nuestras fuerzas volaron un tren enemigo compuesto por 20 unidades. En Madrid, el movimiento de avance iniciado ayer por nuestras fuerzas en el sector de Romanillos-Boadilla ha continuado hoy todo el día. Han ocupado una línea situada a 400 metros del norte de Boadilla. El enemigo, durante nuestro avance, se ha limitado a hostilizarnos con fuego de artillería. En el terreno recorrido por nuestras bravas milicias se han encontrado bastantes cadáveres de moros y guardias civiles, así como bombas de mano y cartuchos abandonados. En las últimas horas de la tarde, la aviación enemiga bombardeó el Puente de los Franceses y el Campo del Moro. Nuestra aviación ha actuado batiendo posiciones enemigas».

Historias de retaguardia

Más allá de los partes de guerra, en la retaguardia republicana no se hablaba de otras cosa durante el 24 de diciembre de 1936. Todos los periódicos se hicieron eco del «atentado» que había sufrido el delegado de abastecimiento de la Junta de Defensa de Madrid, el organismo creado por la República para defender la capital del asedio franquista. El «atentado» se produjo el día antes de Nochebuena cuando Pablo Yagüe (así es como se llamaba el delegado) se desplazaba por la carretera de Zaragoza en un coche oficial en busca de víveres a los alrededores de Madrid. Sobre las 15.00h se encontró con un control de carreteras de la CNT, en concreto de efectivos del Ateneo Libertario de Ventas. Hubo un encontronazo entre los anarquistas y Yagüe (que era comunista) y se produjo un tiroteo que acabó con el delegado de abastecimiento herido de gravedad con al menos un disparo en la espalda.

PABLO YAGUE HOSPITAL

La consejería de orden público de la Junta de Defensa de Madrid, controlada por los comunistas, ordenó detener a los miembros de la CNT que habían tiroteado a Yagüe, aunque luego un tribunal terminaría absolviéndoles. Después de aquel incidente, se produjo una gran polémica entre los medios de comunicación afines al PCE y a la CNT que publicaron un sinfín de artículos sobre la responsabilidad del «atentado». Yagüe sobrevivió a este incidente y unos días después fue visitado en el hospital por Miaja y otros dirigentes de la Junta de Defensa de Madrid. Tras la Guerra Civil fue condenado por la justicia franquista y fusilado en 1943 en las tapias del cementerio de la Almudena.

En la retaguardia nacional la Nochebuena y la Navidad de 1936 tuvo más tintes religiosos, pero la guerra seguía estando como telón de fondo. Varios periódicos franquistas, sobre todo de San Sebastián, aseguraban que las fuerzas sublevadas habían capturado a un «periodista rojo» llamado Antonio Hermosilla, director del periódico la Libertad. Estos diarios se atrevían a asegurar que Hermosilla había sido trasladado a Salamanca para ser interrogado y que el trato que le habían dispensado «las autoridades militares» era muy bueno a diferencia que Manuel Casanova, director del Heraldo que había sido «fusilado» por los republicanos tras ser hecho prisionero en Madrid.

Pues bien, tenemos que decir que aquellas noticias publicadas por los periódicos sublevados fueron una gran mentira. Antonio Hermosilla nunca fue capturado por las tropas franquistas, de hecho en enero de 1937, él seguía viviendo en la zona de Ciudad Jardín en Madrid y ejerciendo la dirección del periódico La Libertad. Curiosamente el 7 de enero de 1937 un desconocido intentó asesinarle tras dispararle desde una azotea cuando salía de su vivienda. El tirador nunca fue encontrado. También fue un gran bulo la noticia del «fusilamiento» de Manuel Casanova, director del Heraldo de Aragón. Efectivamente había sido hecho prisionero por la República el 21 de noviembre de 1936, pero no le habían matado. De hecho fue canjeado en octubre de 1938 en Hendaya. De él escribimos un artículo en nuestra web hace ya unos meses.

Fuentes consultadas

– Hemeroteca Nacional: periódicos La Voz, el Sol y Crónica
– La Batalla de Madrid, Jorge M Reverte
– La Guerra Civil en Ciudad Universitaria, Fernando Calvo González Regueral
– Fernando de Huidobro, legionario y jesuita, Fernando SJ
– Archivo Rojo

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