Descubrimos en los archivos una carta inédita de Serrano Poncela

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Serrano Poncela / Fundación Pablo Iglesias

Las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) fue una organización política juvenil española fundada en marzo/abril  de 1936; desde hacía tiempo se venía urgiendo a la unificación de los movimientos juveniles del Partido Socialista y del Partido Comunista, una idea especialmente propugnada por Largo Caballero (el Lenin español) líder socialista  que luego fue claramente defenestrado, marginado y vigilado por el Partido Comunista . Poco después se celebró una entrevista de ambas delegaciones con la dirección de la Internacional Juvenil Comunista (IJC) en Moscú, que ratificarían las bases de lo que sería la nueva organización y su supuesta al servicio del Partido Comunista.

Producido el Alzamiento en España y ya desde los primeros meses de la guerra civil, los servicios secretos de los nacionalistas ya comunicaban una nota informativa a su Cuartel General que textualmente decía: “En Madrid hay tres Brigadas consideradas como técnicas contra el espionaje llamadas de extranjeros, que no están sometidas al control de la Dirección General de Seguridad y están bajo las órdenes de las Juventudes Socialistas Unificadas”. Esto es fácilmente comprensible al observar como Santiago Carrillo era el Consejero de Orden Público de la Junta de Defensa y Serrano Poncela Delegado de Orden Público en Madrid. Mientras tanto, Manuel Cazorla se preparaba para sustituir a Carrillo en su cargo, circunstancia ésta que se produjo a finales de diciembre del 1936, cuando la Consejería de Orden Público y la Delegación de Orden Público se aúnan en un solo ente que se denominó Delegación de Orden Público y que quedó bajo la dirección del propio Cazorla.

Como puede observarse, el Orden Público en aquellos seis primeros meses de guerra lo ostentaban las Juventudes Socialistas Unificadas y se encontraba dirigido por tres íntimos amigos que procedían del casal socialista. Y de ellos tres y tras la multitud de asesinatos en masa (sacas de los meses de agosto de la Modelo y de Noviembre y diciembre de otras cárceles) o individuales que se produjeron en esos meses, estaban bajo la responsabilidad de las autoridades de dicho Orden Público en este caso: Santiago Carrillo y Segundo Serrano Poncela.- De hecho muchos de los asesinados que tuvieron lugar en noviembre y diciembre de 1936 se producían tras ser sacados de la cárcel, en algunos casos, con autorizaciones firmadas en blanco por Serrano Poncela, para que los policías y milicianos seleccionaran los nombres de aquellos que serían fusilados.

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Santiago Carrillo durante un mitín en la Guerra Civil

Pero el destino de aquellos dos íntimos amigos Carrillo y Serrano Poncela sufriría una transformación importante a lo largo de la campaña bélica. Carrillo se aproximaría cada vez más al Partido Comunista, no solo alejándose de sus ideales originales sino de su propio padre Wenceslao con el que jamás mantendría relaciones. En contraposición, Serrano Poncela, tal vez víctima de sus propios remordimientos de los muchos muertos que se produjeron cuando era corresponsable del orden público, se alejó del Partido Comunista al que veía como un animal que quería adueñarse del país de una manera hegemónica: en alguna ocasión, cuando estuvo de Comisario político en los frentes de guerra, trataron incluso de asesinarlo.

Ya desde los últimos meses de la guerra civil, diversos sectores de la juventud socialista entre los que se encontraba Serrano Poncela empezaron a plantearse la necesidad de desvincularse de la JSU, debido a esa influencia cada vez más acusada del PCE. Ya el 10 de marzo de 1939 se formó en Madrid un embrión de recuperación de la Juventud Socialista de España. La celebración en Francia del Primer Congreso de la Juventud Socialista de España tras la guerra civil supuso el inicio del abandono socialista de las JSU, que se iría consolidando a lo largo de los años cincuenta mediante el restablecimiento y fortalecimiento por parte del PSOE de su propia organización juvenil, la JSE.  A ello contribuye de una manera importante, tras los conflictos y divisiones que surgen tras la pérdida de la guerra y el exilio de los vinculados al Frente Popular, el manifiesto que escribió Serrano Poncela que desde www.guerraenmadrid.com hemos rescatado del Archivo Histórico Militar. Exponemos a continuación la carta íntegra que él escribió después de la guerra.

 “AL COMITÉ CENTRAL DEL PCE Y A SU ORGANIZACIÓN JUVENIL LAS JUVENTUDES SOCIALISTAS UNIFICADAS EN PARIS»

«Me llamo SEGUNDO SERRANO PONCELA, tengo 27 años; soy abogado y periodista. He pertenecido al PSOE desde los 17 años hasta el mes de noviembre de 1936 en que fui ingresado en el Partido Comunista por SANTIAGO CARRILLO, entonces socialista ya entregado a servir los intereses del Clan de ustedes. He sido pues, “a forcieri” y amedrentado, un comunista no muy ortodoxo durante dos años. De esta falta de ortodoxia y convencimiento ustedes tienen abundantes pruebas; las mismas que sin duda les han llevado a crearme la situación actual. Hoy me encuentro en Francia, viviendo a cuenta de algunos amigos y de las cosas más íntimas de mi esposa y de mi hogar, que he vendido a la espera de poder machar a cualquier parte donde trabajando pueda rehacer mi vida tan profundamente rota por ustedes.

Hace dos días estuve en París. Yo no puedo ir con frecuencia a esa capital ni permanecer viviendo en ella porque no tengo los medios económicos que ustedes y mis antiguos compañeros de la Comisión Ejecutiva de las JSU. Desde el día 5 de febrero a las seis de la tarde, en que cruce la frontera no me había vuelto a preocupar de ustedes, tan profundo era el asco que me suscitaba mi pasado. Estaba entregado a meditar mis tragedias familiares que son muchas, y a malvivir. Hasta que hace dos días, yendo a París con la esperanza de recoger el pasaporte firmado por el SERE (Servicio de Evacuación de Republicanos Españoles) supe lo siguiente: Primero, que me estaba impedido ir a México porque el organismo de evacuación de los republicanos españoles donde lícitamente tenía puestas todas mis esperanzas por considerarme justificadamente emigrable, había decidido a propuesta del Partido Comunista, impedir el visado de mi pasaporte. Segundo, que posiblemente no podría ir a ningún otro lugar porque este veto existía en todas partes donde hubiese comunistas o simpatizantes. Tercero, que mi vida sería perseguida, acorralada, deshecha por todos los resortes internacionales que los comunistas tienen. Cuarto, que yo había salido de España en posesión de la fabulosa suma de 200000 francos, ilícitamente adquiridos.

Jose Cazorla y esposa
José Cazorla y su esposa tras la Guerra Civil

No reflexionado sobre los motivos por los cuales podían ustedes hacer afirmaciones tan calumniosas y persecución tan despreciable. He buscado ese oculto secreto que les incita por su extraordinaria importancia a condenarme a esta persecución innoble que comienza en mi vida pública y que no dude terminará cualquier día en mi casa. Confieso que no he encontrado más que esto: HABERME SEPARADO DEL PARTIDO COMUNISTA Y HABER DIMITIDO MI CARGO EN LA COMISIÓN EJECUTIVA DE SU APÉNDICE JUVENIL, aprovechando que en tierras francesas no es fácil hacer desaparecer a los heterodoxos bajo cualquiera de los motes que ustedes tan fértilmente saben emplear: trostskista, provocador, etc.. Y llevarme al marchar DEMASIADAS COSAS DENTRO DE MI QUE USTEDES NO QUERRÍAN QUE SE SUPIERAN. Nada más. Pienso ahora que ustedes saben estimar a los enemigos, y que me han sabido estimar a mí. El elogio es gratuito. La gravedad de la calumnia está siempre en relación con la importancia del calumniado.

De todas formas, me obligan ustedes a escribir una carta que no pensaba hacer ahora, tan grande es el asco que tengo y las ganas de olvido que me envuelven. Pero es necesario defenderse y por encima de mi deseo de no hablar cuando las llagas de todo están recientes, hablo.

Yo no he sido nunca comunista. Ni la educación recibida en el hogar de mis padres –antiguo militante de más de treinta años dentro del PSOE hoy desaparecido dolorosamente en Madrid-, ni mi temperamento ni mi vocación intelectual me permitían entregarme a ese iluminismo ciego e infradotado que reacciona violentamente ante la evolución humana y fía todo a la panacea de unas consignas aplicadas con modelo. Acaso se recuerde alguien que, a los veinte años, dentro del PSOE daba voces reclamando la revolución social. Bien. Pero esto no es ser comunista. El comunismo no es ni una forma de Gobierno ni una táctica. Es toda una doctrina y unos métodos. Mejor aún, toda una Teología, un sistema religioso con su liturgia, sus premios y sus castigos. Y al mismo tiempo una orden terrible en la que se formulan los cuatro votos y de la que no se sale más que a costa de terribles puniciones.

Esto, que sabían por intuición, lo he aprendido después en la carne propia. Se puede, no ser comunista y estar dentro del Partido, sobre todo cuando se está como yo estuve. Como se puede no tener vocación de soldado y estar en el Ejército; no ser fascista y estar en sus organizaciones. Estas cosas se hacen; la entrada por ingenuidad o por ignorancia; la permanencia después, por hambre o por miedo. Yo lo he hecho por la segunda y he entrado por exceso de lealtad hacia un hombre modelo de perfidia: Santiago Carrillo, desde hace cerca de diez años mi único amigo. Él “me ingresó”. Después ya no se podía salir. Una vez intenté rebelarme: estuve a punto de desaparecer en el Ejército del Ebro, pregunten a dos de sus mejores funcionarios: Muñoz Arcenada Y Clemente Ruiz que se sentían con vocación de verdugos. Otra vez, cuando lo hice, me salvé de morir pegado a la pared como mueren los perros, un teniente coronel socialista: Enrique Puente, a quien deberé siempre eterna gratitud.

Yo he sido siempre socialista; un socialista humanista –mas hoy todavía, porque el Infierno que hemos dejado atrás maduró mis concepciones- que ama la perfección social a través de la elevación del hombre como agente. No puedo concebir una sociedad donde para vivir sea necesario eliminar a la mitad de ella. Jamás he visto torturar a un enfermo para curarle. Este socialismo mío es materialista en última instancia; sabe que no ha sido la idea quien ha hecho al hombre, sino éste a la idea. Y sabe además que la vida es un continuo devenir donde las cosas nacen, crecen y mueren.

Mi dialéctica es hegeliana. Ahora bien, lo que no puedo admitir es que el socialismo eminentemente evolutivo, transformador, pacífico, que eleva el valor humano y lo cuida sobre todas las cosas se convierta en un instrumento de muerte que precisamente por su brusquedad y su andar a saltos es lo más antidialéctico que cabe. A ese falso socialismo lo coloco al nivel del fascismo y aún digo más, aunque a ustedes pueda parecerle una herejía: el fascismo es una reacción biológica contra el falso socialismo, el socialismo violento que se ha dado en llamar no se por qué, comunismo. Lo que sucede cuando se inocula virus a un cobaya. Inevitablemente las células agredidas se aprestan a la defensa y reaccionan violentamente. Unas veces, el animalito muere. Otras se salvan después de atroces sufrimientos. Pero la reacción se produce siempre. Yo he comprobado esta verdad biológica, desgraciadamente para todos, en el cuerpo de España.

Ustedes y los fascistas han creado un mesianismo universal, cada vez mas polarizado en extremos que arrastra las conciencias hacia paraísos artificiales a cambio de entregarles la libertad para pensar por cuenta propia. En la historia humana se han producido movimientos análogos; sin embargo, yo creo que jamás alcanza esta sístole y diástole permanente del corazón de los pueblos; extremos tan acelerados como los actuales. Ambos, cada uno de su lado, y bajo su bandera, crean una muchedumbre entusiasta y fanática. Los vientos que mueven las hoces literios y martillo y la hoz, entrechocan estas masas periódicamente. Entonces todo adquiere características de seísmo; la convulsión atenaza, rompe, hiende, desgarra,toma proporciones fuera del cálculo humano. Se hunden periodos históricos, las ciudades reniegan de su hermandad, los hijos de sus padres, los padres de sus hijos. Todo marcha al abismo envuelto en fanfarrias y colorines. En España, su aliento internacional nos hecho vivir así cerca de tres años. Porque España, como todo el mundo a partir de 1919 viene educándose en esta escuela de odio abstracto, casi científico, que tiene sus reglas, su estado y hasta su metafísica, Consiste en cerrar a todo evento el sentido crítico y elevar el concepto de la Fe. Hay un grupo de verdades inmutables, sobre las que no se puede opinar: EL DOGMA. Y estas son las que llevan adelante, las que descargan la catástrofe sobre los hombres y los pueblos, es el “Mein Kampf” y “Los fundamentos de leninismo”.

En la noche, al alba, un buen día, cualquier pueblo se ha separado sin querer de sus conceptos más puros; el hogar, la aldea, la patria, , para arrastrarse dentro de la densa muchedumbre sin color ni fronteras , que marcha entonando himnos religiosos. Es pues un “apólide”, hambre sin tierra ni lar. El límite de su tragedia se colma cuando este MELOCH insaciable hace tomar las armas para defenderle o alimentarle. Esto ha pasado en nuestra Patria. Ahora estamos entregados a las cosas pequeñas. Esta demasiado cerca la derrota militar. Franco asesina demasiadas gentes; se busca sobre todo resolver el problema de la vida individual. Pero algún día sonará la hora de reflexionar lo que ha sucedido en España. Reflexionar en bloque: por qué se produjo la guerra y quiénes fueron las fauteres de ellas; que estalle en España como pudo ser en Francia o mañana pueda ser en otro lugar donde ustedes operen.

Cuando se reflexiona sobre nuestra inmensa tragedia, esta gente que ahora por ejemplo se para a escucharles cuando dicen que alguien tiene 200000 francos, o que alguien ha sido traidor, etc., meditará en los grandes problemas que han lanzado a medio pueblo español fuera de su casa a sufrir la suerte de los parias por el mundo. A un dedo acusador se alzará contra ustedes, sus dogmas y sus doctrinas. Yo quiero levantarle ya. No ignoro que van a combatirme mas aún sus potencias oscuras, que intentaran sembrar con mas cieno los campos limpios de mis palabras; que emplearan nuevos instrumentos para calumniarme, para insultarme, jóvenes españoles mutilados o muertos y además de veinte millones de españoles que han sufrido tanto como yo, no perdonaran nunca. Porque han sido ustedes los fautores de la guerra desde un plano universal. Porque su bandera siniestra ha creado la otra; fascista. Porque la han engordado y enfurecido con sus pancartas y sus consignas: con sus gritos de barullo y su extraña unidad frente a todo y contra todo; unidad la más absurda que he visto. Porque frías del KOMINTERN, el calor vital y humano de la Patria. Porque con sus “Frentes Populares” y sus fórmulas fabricadas lejos de nosotros, en el seno de la I.C. en un pueblo que no tiene derecho para pretender el dominio sobre los demás, revuelven, irritan, apasionan y lanzan al asesinato a centenares de miles de hombres que ustedes azuzan, engañan y después cuando han engordado bien su bandera, abandonan.

Yo les pregunto cómo preguntan casi todos los españoles desgraciados que ahora estamos aquí: ¿cuándo nos abre sus puertas la Unión Soviética? ¿No darán metro de su gran suelo a cada ciudadano español? Esto es lo que hay que responder y estos problemas hay que tratar. Al lado de ellos ¡que pequeñas quedan las infamias silenciosas como las que se cometen conmigo!.- Que les importa a ustedes haber sacrificado a un pueblo a su religión si llevan sus trazas de sacrificar el Mundo y levantarle en armas como MAHOMA, detrás de un paraíso fingido?. Porque ustedes, su Clan Internacional ha llegado a ser no ya una metafísica, sino una teología religiosa. Cuando contemplo esas muchedumbres iluminadas, analfabetas y sedientas que pasan de puntillas y con el brazo en alto entre el féretro de Lenín en la Plaza Roja de Moscú, me doy cuenta del nacimiento de esta nueva Teología y esta nueva religión que dentro de poco tendrá sus patriarcas, sus popes, su libro de misa y sus santos. No dudo mañana de ver ante el santuario de LENIN DIOS muchedumbres arrodilladas escuchando con fervor la lectura cantada de sus obras completas. Por servirles a ustedes, en España hemos estado combatiendo casi tres años.

Es posible que sus iluminados y sus fanáticos no le vean todavía así. Muchas víctimas de la secta y muchos iluminados del dogma consideraran estas palabras como una herejía. Mañana será la hora de pensar en frío y las vendas vendrán al suelo como ha venido ya la mía, Porque la realidad es que ustedes nos han tenido combatiendo hasta desgarrarnos las entrañas. Porque ninguna diferencia; ninguna diversidad por fuerte y profunda que sea podrá serlo tanto como la sima sembrada de alambre espinoso, metralla y carne malbaratada que ha hecho de un solo pueblo dos enemigos irreconciliables. Ahí está el país después de la tragedia: más de dos millones de muertos, centenares de pueblos barridos por la metralla; el sudor y la angustia de generaciones, aventado; ciudades maltrechas, obras de ciencia desaparecidas, padres que asesinaron a sus hijos, hijos a sus padres; la industria arruinada, el campo yermo. Ustedes han roto nuestra unidad patriota porque ustedes carecen de Patria.

Ustedes desataron con su política universal la calamidad que hoy nos separa de la tierra propia. Esta amarga verdad la he venido rumiando durante meses y meses bajo el ruido de la metralla, dentro de ustedes mismos, conviviendo a todas horas con ustedes, oyéndolos pensar y hablar, entregarse a los de “fuera”, a sus consignas y sus direcciones. Sacrificándose a todos. Yo saco conclusiones universales que justifiquen mi forma de obrar y mi renuncia honrada. Los casos y ejemplos de los cuales salen estas conclusiones universales no hacen falta ahora porque están demasiado recientes las enconaduras de todos. Pero no los olvidaré nunca. Aparte de ello yo no espero como ustedes sobre las pequeñas cosas mezquinas. Sin embargo hay dos ejemplos, tomados del azar de ellos para justificar mis ideas generales.-

La batalla del Ebro ha sido el comienzo de esta ópera fastuosa y sombría que culmina en el cruce de la frontera y que acaba definitivamente con una guerra que se hacía demasiado larga. Posiblemente nadie se haya atrevido a decir lo que voy a decir yo. Antes de comenzar esta operación estábamos en condiciones de hacer una paz relativamente honrosa. Teníamos un ejército poderoso y entrenado: gestiones del lado del Frente para últimas. El pueblo, fatigado y hambriento. Querían la paz todos los patriotas de ambos lados, todos pesaba demasiado la aventura, Pues bien, este ejército fuerte y apto para sostener la negociación, estas gestiones que podían realizarse, las últimas reservas vitales del pueblo, se agotaron como una traca de fuegos artificiales solamente por una razón: porque el Ejército del Ebro al servicio de ustedes necesitaba desarrollar esta operación militar solo por intereses de Partido, allí estuve yo, ustedes me enviaron sin tener nada que hacer en aquella operación.

Se lo agradezco por lo que pude observar. Tres meses permaneció dentro de una balsa, juzgada militarmente imposible una parte del ejército republicano, deshaciéndose y quedando imposibilitado de operar en el futuro. Su bandera engorda de héroes, pero la guerra de España se perdía definitivamente. La retirada del Ebro es el comienzo de nuestra derrota y cuando se pasan el rio los últimos soldados vencidos lo cruza el ejército de FRANCO y comienza nuestra retirada hacia los montes Pirineos. Sobre este sugestivo tema que yo apunté y que habrá de discernirse en su día para estudiar todas sus responsabilidades, debieran meditar ustedes y todos sus cuadros en vez de andar hozando en la triste vida privada de un hombre que no ha cometido otro delito que ver demasiado tarde.

El día 24 de enero a las 4 de la madrugada, el jefe de las últimas tropas que defendían estrechamente la entrada del enemigo en Barcelona, dijo “no hay nada que hacer”. Este jefe se llama TAGUENA y es militante del PC. El gobierno y las organizaciones políticas habían evacuado y habían dado orden de evacuación a sus militantes, Porque es bien sabido el proceder de Franco con los afiliados a organizaciones, especialmente obreras. Nadie quedaba allí y era un crimen que nadie quedase. El PC y la organización a su dictado, la JSU quedaron hasta después de evacuar las tropas. ¿A defender Barcelona? No, porque el propio técnico militar lo reputaba imposible.

¿A morir dentro como numantinos? No, porque los “cuadros salieron”. ¿A qué pues? Yo lo vi claramente con el corazón angustiado. A engordar con la sangre de varios millares de comunistas y jóvenes especialistas unificados una bandera internacional que pasearía después orgullosa por todas las plataformas extranjeras el hecho de haber permanecido hasta última hora en una ciudad reputada militarmente muerta. En efecto, así sucedió. Los jefes apolíticos salieron; los militantes, no. Se había preparado deliberadamente esto, no se me niegue. Yo he asistido en lo que respecta a la JSU a una contraorden dada a las cuatro de la madrugada cuando el EM del XV Cuerpo abandonaba Barcelona, en virtud de la cual se obligaba a los militantes a quedarse allí; se los arengaba con discursos falsos y se les enviaba a levantar mezquinas fortificaciones sin picos ni palas. Yo estuve en Barcelona hasta última hora. Yo he visto cruzar primero, un coche donde iba el BURÓ. Después dos coches donde iba el BURÓ de la J.S.U.. Yo me he quedado abandonado en la carretera reflexionando amargamente aquel crimen. Sobre esto habrá que hablar también y no sobre las menudencias que ustedes quieran. Sobre esto podremos hablar y no sobre insidias personales. Pero hablar de tales cosas cuando las llagas sangran es muy comprometido. Vale más eliminar a los que pudieran hacerlo por su cuenta.

Hay muchos ejemplos de esto. Toda la guerra en ejemplo. A través de ellos yo he fortalecido mi incompatibilidad con ustedes. A través de la defensa de Madrid, a través de la caída del Gobierno LARGO CABALLERO y de INDALECIO PRIETO, que ha sido el único jefe político que de verdad ha tenido España y el único que pudo haber liquidado la guerra con el máximo de beneficios. A través de su política en el ejercito; a través de su elevación y anulación de “cuadros”; a través de su trabajo dentro de todos los organismos del Estado. A través de la JSU que era un despreciable espejo de ustedes. A través en fin de dos años que yo he sufrido, humillado, vejado, perseguido, insultado sordamente por ustedes. Reducido al silencio, a las tareas de menos interés dentro de la organización; proscrito y enseñado a los pobres “cuadros” como una bestia nefanda.

¡Que poco inteligentes han sido! Enviado como un muñeco de paja al ejército con la vaga esperanza de eliminarme en cualquier accidente “imprevisto”. Tengo testigos que hablaran en su día. En fin, situado en un complejo de recelo, odio y miedo que me mantuvo atado hasta la fecha del 24 de enero antes expresada en que recobré mi libertad. ¿Se ha hecho pública mi carta de dimisión al lado de la fabulosa historia de los 200000? Me parece que no. Yo había callado todo esto. Ahora lo digo. Por encima de la infame calumnia que por ahí circula queda todo esto como el principio de una formidable acusación universal que al tiempo y la reflexión amarga irán encontrando. He dicho todo lo que tenía que decir por el momento y ahora me quedo vacío. Hablo además en público, mas honestamente que ustedes. Porque ustedes, sin comprobar siquiera, sin buscarme en Francia, han lanzado la calumnia en especie.

De esta carta abierta remito ejemplares a todo el que me quiera oír. Ansío que me conozca la grandeza de mi soledad perseguida. También quiero decirles que conozco y respeto las leyes de este país hospitalario que nos acoge; (¿Cuándo se lleva la Unión Soviética el medio millón de españoles que hoy comemos sobre el suelo de Francia?). ¿Por qué no se hace una encuesta sobre este bonito tema entre los españoles aquí hoy? ¡Qué amargas deducciones se desprenden de este simple hecho!). Estoy a la expectativa de toparme con alguien manifestando concretamente esta calumniosa especie que me cierra las puertas de una Embajada, me prepara nuevas desesperanzas y me encierra en la miseria más absoluta para intervenir ante los tribunales franceses por el delito de injuria. Digan a esos funcionarios que no hable, que callen la boca. Yo vivo en DOUE un pueblo de Seine et Marne y mi casa es de cristal y de pobreza para cuantos quieran venir a ella. Ustedes no, porque no tengo en su lealtad ninguna confianza. También les anuncio que con esta carta no he terminado de defenderme. Y que mi voz van a escucharla hasta las piedras porque es la voz de toda una generación joven desaparecida en la tierra de España, engañada y maltrecha por ustedes y sus amos. Envenenada para siempre, quizás, por sus permisos artificiales, sus mentiras, sus folletos, sus consignas y sus pancartas”.

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