Los secretos de la fuga republicana del fuerte de Carchuna

Imagen actual de la entrada del fuerte de Carchuna / Fotografía de A.Laguna – Guerra en Madrid

El fuerte de Carchuna es un imponente castillo del siglo XVIII que se encuentra a muy pocos metros de la playa, en una zona aislada de Motril (Granada). Al principio de la Guerra Civil fue utilizado como como cuartel de Carabineros aunque más adelante se emplearía como prisión del Ejército franquista. Allí pasaron unos pocos meses unos 400 reclusos republicanos, la mayoría asturianos, pertenecientes a dos compañías del Batallón de Trabajadores 103.

El lector avezado de la Guerra Civil a buen seguro que sabe lo que sucedió en Carchuna en mayo de 1938. Se han escrito infinidad de reportajes, libros e incluso documentales explicando la fuga del fuerte de unos 300 republicanos tras una actuación brillante de guerrilleros y comandos especiales de la 55º Brigada Mixta. Aquella fuga fue un «hito y una hazaña» para la propaganda del Frente Popular y un tropiezo sin paliativos para los sublevados que intentaron silenciar por todos los medios lo que había sucedido.

Con la presente investigación no queremos recopilar las muchas informaciones que hay publicadas en Internet sobre esta fuga sino aportar datos inéditos de la operación republicana, así como las consecuencias que tuvo para los sublevados.Nuestros lectores no encontrarán aquí un reportaje recopilador sobre lo que ya está escrito sino que se sumergirán en otros datos que jamás han salido a la luz. Nuestra investigación no seguirá un orden demasiado estructurado sino que va a contestar a numerosas preguntas que todavía hoy seguimos haciéndonos.

¿Quién mandaba en el fuerte de Carchuna?

En la actualidad, una placa situada en uno de los muros del fuerte recuerda a «quienes sufrieron prisión y tratos vejatorios por defender la libertad, la justicia y la democracia«. La prensa republicana publicó que los presos allí sufrieron torturas por parte de los guardias franquistas, algo que ha llegado hasta nuestros días. Buscando una óptica diferente a lo que estamos acostumbrados a leer, hemos querido averiguar la identidad del hombre que dirigía ese batallón disciplinario de reos o dicho en otras palabras, ¿quién mandaba realmente en el fuerte de Carchuna y qué sucedió con él tras la fuga?

Placa junto al fuerte de Carchuna / A. Laguna

Su nombre era José León Martínez, un alférez honorario del cuerpo de los Alabarderos. El inicio de la Guerra Civil le había sorprendido en Málaga donde fue encarcelado por las milicias de la República por simpatizar con los alzados. Según relató un buen amigo suyo en «El Día de Palencia», este alférez fue detenido por las milicias el 8 de septiembre de 1936 y trasladado al cuartel de la Trinidad donde fue sometido a torturas. Sobrevivió a ellas y fue liberado por las autoridades franquistas cuando cayó la ciudad en febrero de 1937.Dada su condición de militar, tras su liberación, José León fue movilizado por los sublevados y destinado a un lugar «tranquilo» que estuviera cerca de Málaga, donde residía su esposa, Catalina Conejo. Ese destino «tranquilo» no era otro que el fuerte de Carchuna, situado en la costa de Granada, a casi 100 kilómetros de su ciudad. Su traslado hasta el castillo granadino no se produciría hasta abril de 1938, dos meses antes de que se produjera la evasión de los prisioneros. Hay que recordar que los sublevados no empezaron a controlar la zona de Calahonda y los Llanos de Carchuna hasta el 13 y 14 de marzo del 38 tras una brillante operación de rectificación del III Cuerpo del Ejército.

Pero volvamos de nuevo a José León. Aquel mes de abril de 1938 fue nombrado jefe de la «escolta» del fuerte y allí tuvo la misión de mandar a unos cincuenta hombres que vigilarían a dos compañías de reclusos republicanos que formaban parte de un batallón disciplinario de trabajadores. Los presos no solo trabajaban reforzando las fortificaciones en la zona sino que también intentan construir un campo de aviación cerca del término municipal de Salobreña.

Desde el punto de vista administrativo, el alférez León formaba parte de la 33º División del III Cuerpo del Ejército de Franco. Como máximo responsable del retén de seguridad y escolta del fuerte tenía a su cargo a unos cuarenta y cinco efectivos que tendrían que controlar a los reclusos republicanos, la mayoría de ellos procedentes del frente asturiano. En esa guarnición, además del alférez al mando, se encontraban 6 sargentos, 5 cabos y 30 soldados.En relación con los malos tratos recibidos por los presos republicanos que estaban en Carchuna no hemos encontrado demasiados datos. Sí hemos leído algunas declaraciones de los evadidos que tras llegar a Almería aseguraron que las condiciones de vida en el fuerte eran extremadamente duras ya que trabajaban de «sol a sol» y sin apenas descanso. Además, destacaban el comportamiento violento de algunos de sus guardianes.

Periódico franquista en marzo de 1938, fecha en la que los sublevados controlaron Carchuna / Hemeroteca Andalucía

Cuando se produjo la operación guerrillera para liberar a los presos de Carchuna, el alférez León se encontraba dentro del fuerte. Todo fue tan rápido que ni él ni sus hombres pudieron reaccionar a tiempo para prevenir la ofensiva aunque todos sospecharon de «un topo» entre los guardias de la escolta que pudo haber favorecido la entrada del «enemigo». El oficial franquista y sus hombres se rindieron sin oponer demasiada resistencia. Sí hemos averiguado que una ambulancia del Ejército franquista se presentó en el fuerte tras escuchar disparos desde Calahonda pero no pudo acceder al castillo. La artillería republicana, que estaba apoyando desde la distancia el ataque de sus hombres, disparó en tres ocasiones contra el vehículo sanitario.

Según relata Alfonso López García en su libro «Saboteadores y guerrilleros» (Espasa), cuando los guerrilleros republicanos asaltaron el fuerte de Carchuna capturaron a casi toda la guarnición «de escolta». Los presos señalaron a los guardianes más duros entre los que estaba el jefe del retén de escolta, el alférez José León Martínez, al que fusilaron sin piedad en una de las habitaciones. Junto a él, también serían fusilados los sargentos Ezequiel Montero y José Carrión y el cabo Velasco Hurtado. En el diario de operaciones de 55º Brigada Mixta, la unidad republicana que llevó a cabo la operación, no viene reflejado el fusilamiento de los guardianes sublevados. Sin embargo, periódicos como «La Hora» de Valencia aseguraban que «resultaron muertos los oficiales que mandaban la posición» y que una parte de la «guarnición de dicho fuerte, se unió a nosotros ante la audacia de los nuestros hombres».Los guerrilleros que participaron en la operación de rescate se llevaron consigo a zona republicana como rehenes a una treintena de guardianes franquistas. En total fueron: veinte soldados, cuatro cabos y tres sargentos. Además, dejaron malheridos a trece efectivos de la guarnición a los que arrebataron todo su armamento. El botín armamentístico de la operación fue: 26 fusiles mauser, 4 fusiles mejicanos, 4 mosquetones y 5 carabinas.

Del jefe del retén de escolta del fuerte de Carchuna por desgracia no podemos aportar más datos. Desconocemos si fue enterrado en Motril o si por el contrario, sus restos fueron trasladados a Málaga, donde residía su esposa y parte de su familia. Sí que hemos sabido por medio del Boletín Oficial del Estado que su mujer recibió una pensión de «viudedad» del Ejército.

Reacciones franquistas tras la operación

La evasión de casi 300 prisioneros republicanos sentó como un jarro de agua fría en el seno del bando franquista. Como es lógico, los mandos del III Cuerpo del Ejército pidieron responsabilidades a la 33º División que estaba al mando del fuerte y tenía la responsabilidad directa sobre los reclusos.

Otra imagen reciente del castillo de Carchuna /A. Laguna

El 30 de mayo de 1938, siete días después de la evasión, el coronel jefe de la 33º División elaboró un extenso informe dirigido al Estado Mayor del III Cuerpo del Ejército explicando los pormenores de la evasión, el número de bajas que se habían producido en sus filas y el material que se había perdido durante el ataque. Más allá de esto, este coronel propuso una reorganización de las fuerzas en la zona para evitar «nuevas incursiones enemigas». En concreto propuso destacar en el fuerte a un «batallón de reserva de Motril» que también podía dedicarse a proteger la localidad de Calahonda.

Este coronel jefe proponía reforzar la fortificación con un sistema de alambrado y dotar al nuevo batallón de escolta de armamento más potente. El mando franquista sugería realizar obras de manera inminente para evitar nuevos problemas con el «enemigo». Desconocemos si estas propuestas del coronel Juan (así es como se apellidaba) llegaron a buen término o quedaron en sugerencias.

Entre los documentos a los que hemos tenido acceso en el Archivo Militar de Ávila no hemos encontrado ningún apéndice del alto mando franquista donde se haga autocrítica tras la evasión de 300 presos enemigos. Todo apunta a que ningún oficial quiso dejar por escrito los muchos errores que se cometieron aquel mes de mayo de 1938. Consideramos que la operación republicana hubiera fracasado si el fuerte no hubiera estado, por un lado, tan cerca de territorio enemigo y por el otro, en una zona tan aislada.

El castillo de Carchuna fue utilizado tras la Guerra Civil por las autoridades franquistas como centro de detención. Algunas investigaciones actuales apuntan a que fue un «centro de represión y tortura» durante la posguerra, algo que no hemos podido corroborar puesto que no hemos estudiado esta temática de manera pormenorizada. Aquí os dejamos un artículo del periódico «El Independiente de Granada» que analiza los hechos que acontecieron allí desde 1939.

Las operaciones minuto a minuto

En el Archivo Militar de Ávila también hemos localizado un diario de operaciones de la 55º Brigada Mixta en la que se relata minuto a minuto en qué consistió la operación de rescate de los 300 prisioneros asturianos. La acción arrancó el 21 de mayo de 1938, solo un día y medio después de que escaparan de Carchuna los tenientes Candido López Muriel, Joaquín Fernández Canga, Secundino Álvarez Torres y Esteban Alonso García. Esto cuatro militares republicanos consiguieron llegar a la zona controlado por los suyos y una vez allí intentaron por todos los medios convencer a sus superiores para realizar una acción de rescate de sus compañeros que seguían presos. Aquí mostramos un ejemplo del documento que permanece en Ávila. No queremos profundizar demasiado en relatar en qué consistió la operación de rescate ya que hay demasiada información en la Red.

Un fragmento del diario de operaciones de la 55º Brigada Mixta / Archivo Militar de Ávila

Desde el punto de vista militar, la operación republicana para liberar a los reos de Carchuna fue un éxito sin precedentes. Un número elevado de mandos del Ejército coincidieron en la necesidad de impulsar estas acciones de los guerrilleros y comandos que se habían especializado en la infiltración en territorio enemigo. Fue tal el éxito que en el boletín de la Sección de Información del Ejército de Tierra de la República se publicó un extenso análisis de los hechos acaecidos en la costa granadina.

Actos de homenaje a los liberados

El 27 de mayo de 1938, solo unas horas después de que los liberados llegaran a territorio republicano, se celebró un gran acto homenaje en Almería para rendir tributo a su liberación. Hasta hoy prácticamente no han trascendido los detalles de aquel acto que se celebró en el Parque Nicolás Salmerón y que contó con la presencia de las más altas autoridades civiles y militares de la ciudad.

Según relatan las crónicas de la época, los 300 liberados entraron en el parque en diez camiones militares del Ejército de Andalucía a las 14.45h. Allí fueron recibidos por el teniente coronel José María Galán (jefe del 23º Cuerpo del Ejército), el comandante militar de la plaza (de apellido Liñán) y el gobernador civil, Eustaquio Cañas Espinosa. Tras los saludos de rigor, los asturianos fueron entrando poco a poco en el parque mientras eran recibidos con honores por fuerzas de Asalto, Carabineros e Infantería. Junto a ellos una banda de música tocó el himo de la República. Todos los allí presentes, espectadores, militares y los liberados entonaron el himno con el puño en alto. Después se celebró un gran banquete en los pabellones del Batallón de Retaguardia número 10. Tras los postres llegaron los discursos de rigor de las autoridades.

Diario de Almería el 28 de mayo de 1938 recordando el homenaje que recibieron los liberados / Biblioteca Virtual Prensa Histórica

Un hecho nos llama la atención de este homenaje. Hemos sabido por medio de la prensa de la época que el teniente coronel Galán -por cierto, hermano de Fermín Galán, uno de los implicados en la sublevación de Jaca- obligó a los prisioneros franquistas que fueron capturados en Carchuna a estar presentes en el acto. No trascendieron más detalles al respecto, tan solo que Galán pretendía que su presencia en el homenaje fuera una especie de «escarmiento» para aquellos que habían actuado como guardianes de los reos republicanos.

Sabemos que después del homenaje, gran parte de los liberados solicitaron por escrito a las autoridades incorporarse lo más pronto posible a alguna de las unidades de combate. Esa misma petición se la hicieron unos días después al ministro de Justicia, Ramón González Peña (socialista asturiano) cuando visitó Almería para rendir tributo a los «héroes de Carchuna» como se conocieron desde entonces.

También hemos descubierto que a una treintena de los guerrilleros que participaron en la liberación del fuerte de Carchuna les fue concedido un permiso especial para desconectar de la guerra. En concreto se trasladaron a una residencia de Valencia donde disfrutaron del buen tiempo y la playa, alejados por unos días de la primera línea de combate.

Fuentes consultadas

  • Hemeroteca Nacional. Boletín decenal de la Sección de Información del Ejército de Tierra
  • Hemeroteca Nacional. Periódicos varios: Ahora, La Libertad, El Sol
  • Biblioteca Virtual de Prensa Histórica. Hemeroteca Diario de Palencia, Heraldo de Castellón, Diario de Almería.
  • Biblioteca Virtual de la Defensa. Diario Oficial del Ministerio de la Guerra. 04 de junio 1931
  • Hemeroteca de Andalucia: periódico Patria
  • AGMAV C1282, 74
  • AGMAV, C 1931, 4,3
  • AGMAC C 1282, 57.
  • Hemeroteca del Boletín Oficial del Estado: 8 de octubre de 1941
  • Artículo el Independiente de Granada: «El fuerte del horror»
    http://www.elindependientedegranada.es/blog/fuerte-horror-torturas-ejecuciones-extrajudiciales-carchuna-castell-ferro-julio-1947
  • Libro: «Saboteadores y guerrilleros» de Alfonso López García, Espasa.

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