
Llevaba casi un año muerto, pero su madre no lo sabía. Corría el 30 de abril de 1937 cuando Luisa de la Vega decidió pasar a la acción. Desesperada por no tener noticias de su hijo desde el inicio de la Guerra Civil, optó por escribir a las más altas instancias de la aviación franquista para preguntar por él . Por desgracia, todas las respuestas que recibió, al menos al principio, estaban confundidas. Se hizo ilusiones en vano sin saber que al chico, Eduardo Lorenzi de la Vega, teniente, le habían asesinado en el Madrid durante el verano de 1936.
Hemos localizado esta carta en los fondos del Archivo Histórico del Ejército del Aire mientras realizábamos una investigación totalmente distinta a ésta. Está escrita a mano y se encuentra firmada en Sanguesa (Navarra) por la madre del protagonista de esta historia. Reproducimos a continuación íntegramente el contenido de la misiva porque no es demasiado larga y tienen un gran valor sentimental. Inicialmente estaba dirigida al oficial de servicio del aeródromo de Salamanca, aunque sabemos que llegó a altas jerarquías de la aviación sublevada:

“Muy señor mío. Perdone que le moleste y le quite unos minutos de su tiempo, pero sabrá disculparme cuando se entere de mi situación. Soy viuda con tres hijos. Dos están en el frente. El mayor es capitán de Infantería y está de observador volando por los aeródromos de nuestra España blanca. Un segundo hijo es teniente de Aviación con destino en Getafe, en caza y completamente de derechas. No sé nada de él desde que el empezó el movimiento. Hace unos días, a mi hijo mayor le dijeron unos evadidos de Madrid que mi hijo, que se llama Eduardo Lorenzi de la Vega, está detenido hace mucho tiempo en Figueras. Yo desearía si podrían averiguar si esto es cierto o que me digan lo que sepan de mi hijo por triste y duro que sea. Todo es preferible a esta incertidumbre en que vivo. Dándole las gracias anticipada, quedo a la espera de su respuesta. Luisa de la Vega, viuda de Lorenzi. Sanguesa (Navarra), calle Alfonso Batallador 16”.
Solo tres días después, aquella madre desesperada recibió una contestación desde Salamanca. La persona que la firmaba no era un cualquiera, se trataba de Francisco Arranz Monasterio, segundo jefe del Estado Mayor de Aviación y una persona con mucho poder dentro de la aeronáutica franquista. Tanto es así, que al principio de la guerra fue comisionado a Berlín para negociar directamente con Hitler la entrega de una veintena de trimotores de transporte Junkers Ju-52 que permitieron realizar el puente aéreo de tropas desde África a la península.
Pese a su poder dentro del régimen, el mensaje enviado por Arranz Monasterio a la madre de Eduardo Lorenzi no fue muy esclarecedor. Se limitaba a dar veracidad a los rumores que se decían sobre la detención de su hijo y su presencia en la prisión de Figueras. Este comandante, por lo tanto, también desconocía por completo que al joven aviador le habían matado hacía nueve meses en la retaguardia republicana.

La trágica noticia de su muerte no llegaría a oídos de su familia hasta casi un año más tarde, en concreto el 30 de diciembre de 1938 cuando faltaban tres meses para terminar la guerra. Este día, el Boletín Oficial del Estado hacía mención a la pensión de viudedad que iba a recibir en adelante, su esposa, María del Carmen Reh Cardona, que ya estaba al corriente de su asesinato.
El asesinato de Eduardo Lorenzi de la Vega se realizó de manera silenciosa y apenas tuvo repercusión entre sus compañeros pilotos de Getafe, muchos de los cuáles pensaban que se había evadido a la otra zona. Fue una ejecución premeditada que correspondía sin duda alguna a sus ideas políticas y su simpatía por los sublevados, a pesar de que no pudo ponerse a su lado ya que fue detenido a las pocas horas de empezar la guerra.
Un aviador brillante
Al estallar el conflicto, Eduardo tenía 27 años y se encontraba destinado como jefe de escuadrilla de caza del grupo 11 de Getafe. Llevaba poco tiempo allí ya que antes se encontraba destinado en el aeródromo del Prat en otra escuadrilla de cazas. Este teniente melillense se había casado un año antes con su mujer, con la que había tenido un hijo y tenía por delante una carrera prometedora no solo como piloto militar, sino también como aviador comercial. En 1932 había realizado el curso para pilotar aviones de transporte en las recién creadas LAPE (Líneas Aéreas Postales Españolas). Dos años antes había sufrido un aparatoso accidente entre Colmenarejo y Torrelodones tras fallar el motor en el Breguet en el que viajaba que le había causado numerosas heridas en el cuerpo y le hicieron estar varios días ingresado en el hospital militar de Carabanchel. Pese a este incidente, durante esos años treinta Lorenzi ya apuntaba maneras como un gran aviador y un excelente acróbata. En 1935, cuando se encontraba destinado en la Ciudad Condal logró el prestigioso premio Echevarría SA durante un raid aéreo que tuvo una gran repercusión mediática.

Al igual que otros pilotos, el 18 de julio de 1936 fue convocado por su superior en Getafe, el teniente coronel Antonio Camacho en el aeródromo con la intención de que toda su unidad participara en operaciones aéreas contra los “insurrectos en los cuarteles de la Montaña o Campamento”. Lorenzi de la Vega y casi una docena de pilotos se negaron en redondo a atacar a las unidades alzadas y por ello fueron detenidos a las pocas horas.
Inicialmente, los diez arrestados fueron trasladados al Ministerio de la Guerra para prestar declaración en un ómnibus del aeródromo, sin embargo, su viaje se cortó de manera abrupta. Una patrulla de milicianos interceptó el vehículo en Carabanchel e intentó hacer bajar a los diez oficiales que iban a bordo con la excusa de ser ellos los que los llevarían a Madrid a su debido tiempo. Conscientes de que iban a ser asesinados por aquellos milicianos, los aviadores hicieron uso de sus armas (que todavía llevaban consigo) e impidieron el arresto. Lorenzi y sus compañeros tuvieron que regresar a la carrera al aeródromo de Getafe para evitar ser linchados por la muchedumbre. Al día siguiente, por fin pudieron ser trasladados a Barajas en avión y desde allí al Ministerio donde prestaron declaración ante el coronel Ángel Pastor.
Detenido
El teniente Lorenzi fue apartado momentáneamente de las Fuerzas Aéreas tras ser acusado de “desafecto” por parte del Gobierno de la República. El ministro decretó su arresto domiciliario y en su vivienda de Madrid permaneció hasta el 18 de agosto de 1936 que volvió a ser detenido por milicianos de Getafe. Desde ese día no tenemos demasiadas noticias de nuestro hombre, tan solo que permaneció unas horas en el aeródromo getafense en calidad de detenido. Allí fue sometido a un seudo juicio por el tribunal popular de la base, presidido por un teniente de Aviación con un marcado carácter izquierdista, Hernández Franch que ya antes de la guerra había tenido problemas con algunos pilotos por cuestiones ideológicas. Además de ese oficial, entre los miembros del tribunal se encontraban también algunos cabos a los que él impartió clases en 1935 cuando estuvo comisionado un tiempo en la escuela de capacitación de Cuatro Vientos. También fueron juzgados otros dos oficiales de Aviación a los que el tribunal acusaba de “enemigos” de la República, los tenientes José María Martínez Ubago y Juan Reus Olivera. A este último le hemos dedicamos en el pasado una entrada en nuestro blog que puedes leer pinchando en este enlace.

En Getafe nuestro hombre coincidió con Leopoldo Morquillas Rubio, que se convertiría más adelante en uno de los ases de la aviación republicana y con el que tenía una fuerte relación de amistad ya que ambos habían volado juntos antes de la Guerra Civil. De hecho, el bautismo en el aire de Morquillas fue con el protagonista de este artículo en el año 1932.
A Lorenzi le perdemos la pista en el momento en el que ingresó en calidad de detenido en la base aérea de Getafe. No hemos encontrado en ningún archivo civil ni militar ningún documento sobre los pormenores de su juicio o su posible condena por parte del comité del aeródromo. Lo único que sabemos de él es que dos días más tarde, el 20 de agosto, su cadáver apareció cosido a balazos en Carabanchel Bajo. La autopsia a la que fue sometido su cuerpo decía que por el estado de descomposición que empezaba a sufrir su organismo, podía llevar muerto desde la misma tarde del día 18, lo que significaba que fue asesinado la misma tarde de su arresto. Lo que no hemos podido averiguar es si le mataron en el aeródromo de Getafe y luego trasladaron su cuerpo hasta Carabanchel Bajo o si la ejecución se realizó fuera de la base aérea.
El asesinato
Como decimos, el cuerpo de Lorenzi apareció en Carabanchel Bajo, a pocos metros del hospital militar de Carabanchel, el actual hospital Gómez Ulla. La zona donde fue encontrado era la misma donde una turba descontrolada había decapitado un día antes al general López Ochoa cuya historia también analizamos en su día en nuestro blog. A su lado aparecieron los cuerpos sin vida de sus compañeros pilotos, Juan Reus y Martínez Ubago y de un jornalero local de 23 años llamado Agustín Sáez González. Ninguno de ellos llevaba documentación alguna. Los asesinos quisieron en todo momento que no pudieran ser identificados y que se les diera “por desaparecidos”.

Los cuatro cadáveres fueron llevados hasta el cementerio de Carabanchel Bajo donde fueron fotografiados por la Policía que por entonces solía sacar imágenes de los “paseados” para que pudieran ser localizados por sus familiares en la Dirección General de Seguridad. Hemos tenido acceso por medio de fuentes familiares a alguna de estas imágenes que no consideramos oportuno publicar para no herir sensibilidades de nuestros lectores. Un juzgado local abrió diligencias para averiguar la identidad de los asesinados y para buscar, sin éxito, a los culpables del crimen. El juez municipal interino de Carabanchel, Benigno Díez Uresa, fue en el encargado de realizar las primeras pesquisas. Él firmó la partida de defunción de Lorenzi que fue enterrado en una fosa común en este cementerio.
Como decíamos, muchos de sus compañeros de Getafe ni siquiera se enteraron de su asesinato. Algunos pensaban que se encontraba preso, otros que se había evadido a zona nacional y otros tantos que se encontraba refugiado en una embajada. Seis meses después del crimen, el Gobierno de la República publicó un listado donde figuraba su nombre en el Diario Oficial del Ministerio de la Guerra del 17 de febrero de 1937. Firmado por el ministro socialista Indalecio Prieto, se decía que nuestro protagonista había “causado baja” dentro de la Aviación Militar sin ofrecer más detalles. Un mes más tarde, Largo Caballero confirmaba la mencionada baja en la misma publicación con fecha del 18 de marzo de 1937.
Tras la Guerra Civil
Una vez terminada la contienda, Lorenzi fue homenajeado por los vencedores al igual que el resto de aviadores asesinados en el Madrid republicano. Su viuda, María del Carmen Reh Cardona percibió hasta su fallecimiento en 2015 y con más de cien años una pensión como esposa de un “caído”. Su hijo, que había nacido el mismo año que empezó la guerra, también se dedicó a la aviación, pero como ingeniero aeronáutico. También murió en 2015 a los 79 años. Un hermano de Eduardo, de nombre Emilio, hizo carrera en el Ejército y llegó a ser general de brigada de Aviación.
Comentario de los autores de este blog
Nos encanta la repercusión que tienen todas y cada una de nuestras investigaciones, pero no vamos a tolerar que nadie nos plagie o utilice indebidamente nuestros artículos. La persona que esté interesada en compartir esta investigación en un blog, página web o medio de comunicación, deberá establecer contacto con los gestores de esta página a través de correo electrónico: guerraenmadrid@gmail.com.
Fuentes consultadas
- AHEA. Expedientes 282 perteneciente al teniente Lorenzi de la Vega
- CDMH. FC-CAUSA_GENERAL,1517. Expediente 4 sobe Aviación.
- CDMH. FC-CAUSA_GENERAL,1509. Expediente 3 sobre el partido judicial de Getafe.
- AHEA. Expediente 875518 de Juan Reus Olivera.
- AHEA. Causa 498-940 contra Fernando Hernández Franch.
- Biblioteca Virtual de la Defensa: BOE: 30.12.1938; 30.03.1939;
- Biblioteca Virtual de la Defensa: Diario Oficial del Ministerio de la Guerra: 17.02.1937; 18.03.1937; 27.03.1935.
- Biblioteca Virtual de la Defensa: revista Aeroplano, ejemplar 26. Año 2008; ejemplar 22, año 2004.
- Biblioteca Virtual de la Defensa: revista Aeronáutica. 1940.
- https://guerraenmadrid.net/2019/09/02/juan-reus-el-explorador-que-murio-asesinado-en-carabanchel-en-1936/
- https://dbe.rah.es/biografias/45481/francisco-arranz-monasterio

Qué interesantes y emotivas son estas historias. Muchas gracias por vuestras investigaciones. Es una pena que estos hechos, que son pura historia de España, sean utilizados por algunos políticos para seguir dividiendo a los españoles cuando todo estaba ya olvidado y sólo queda la curiosidad histórica. Un saludo cordial.
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Muchas gracias
Muy de acuerdo con tu comentario
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